La crisis empuja a los japoneses a salir de su país

La población enfrenta dos fenómenos: una crisis económica que avanza sin pausa y el envejecimiento de la población, por lo que analizan la opción de salir a buscar oportunidades

TOKIO, Japón, dic. 28, 2012.- Japón termina el año con malas noticias económicas. Su Producto Interno Bruto se contrajo en los tres primeros trimestres del año y se calcula que para todo el 2012 la caída rondará el 3 por ciento.

Las multinacionales japonesas de manufactura estuvieron presionadas por el fortalecimiento del yen frente al dólar y al euro, que encarece sus exportaciones y reduce sus ingresos en el extranjero al ser repatriados.

A la racha bajista de la economía nipona contribuyó la disputa territorial con China que se materializó en el boicot de los productos japoneses.

Para el ciudadano japonés promedio en 2012 hubo dos preocupaciones económicas cuya gravedad aumenta cada día que pasa: el rápido envejecimiento de la población y la descomunal deuda soberana de Japón, la más alta entre los países industrializados.

A mediados de este siglo Japón será un país donde habrá más ancianos cobrando pensión y menos jóvenes trabajando para sostener un alto gasto en seguridad social.

Una de las formas de financiar el gasto social y de paso reducir la deuda soberana, es la subida de impuestos, pero el temor a que los altos impuestos hagan insoportable para los niños de hoy vivir en el Japón del futuro preocupa a muchas madres.

Hacer que los ancianos sean más productivos es una de las opciones que considera el gobierno, pero sus consecuencias no son muy seguras.

Takatoshi Kato, presidente del Japan Center for International Finance, los trabajadores japoneses deberían trabajar hasta los 65 años, con pagas reducidas y eso, asegura, traería como consecuencia el desempleo para nuevas generaciones. Además las empresas japonesas tienden a localizar su producción fuera de Japón y eso significa menos oportunidades.

Aunque es pronto para decir si los ciudadanos japoneses empezarán a emigrar a otros países presionados por los fuertes impuestos y la falta de trabajo, lo cierto es que empiezan a considerar como una opción salir de su territorio para alejarse de una crisis que avanza lenta, pero sin pausa.