EU conmemora el décimo aniversario de los ataques

Por EFE/AP | Fuente: Agencias | 2011-09-11

Obama y George W. Bush encabezaron ceremonia por el décimo aniversario de los ataques

NUEVA YORK, Estados Unidos, sep. 11, 2011.- Exactamente diez años después de los atentados que conmocionaron al mundo, Nueva York conmemoró este domingo el más simbólico de los aniversarios del 11-S desde la nueva "Zona Cero", donde las familias lloraron unidas por primera vez en el parque en memoria de los casi tres mil fallecidos en los ataques.

Los familiares de las víctimas vieron este domingo fluir el agua en las dos inmensas fuentes construidas donde alguna vez se erigieron las Torres Gemelas, y la desesperación por el lento ritmo de la reconstrucción latente en otros aniversarios quedó de lado al ver por fin el Memorial del 11-S inaugurado hoy oficialmente.

Sollozando, los familiares de las víctimas ingresaron al monumento recién inaugurado y colocaron retratos y flores frente a los nombres grabados en la muralla de bronce. Obama y su predecesor, George W. Bush, inclinaban la cabeza y tocaban las inscripciones.

Allí, en la nueva "Zona Cero" que trata de olvidar el humo y los escombros que se hicieron con esa área diez años atrás, los familiares pudieron leer los nombres de quienes perdieron la vida en los atentados a las Torres Gemelas, tanto en 1993 como en 2001, así como los de los muertos en el ataque al Pentágono y en el avión que se estrelló en Pensilvania, que están grabados en los paneles de bronce que rodean las dos fuentes del parque.

Como en cada aniversario desde que se produjeron los atentados, los nombres de las 2.983 víctimas fueron leídos por sus propios familiares, una actividad que transcurrió con la música como telón de fondo del chelo de Yo-Yo Ma, las guitarras de James Taylor y Paul Simon y la flauta de Emi Ferguson.

"Con todo el dolor de mi corazón, mi esposo, Pedro Francisco Checo", dijo en español la mujer de una de las víctimas, quien entre sollozos expresó que él siempre será "la pieza que falta en nuestro puzzle".

La voz de los familiares se entrecortó mientras recordaban a los padres, madres, hijos, hermanos, tíos o abuelos que perdieron la vida en el mayor atentado terrorista de la historia de Estados Unidos y que una década después "todavía parece que fuera ayer", según expresó otra de las víctimas.

El silencio inundó Nueva York a las 8.46 hora local (12.46 GMT), el momento exacto en el que se estrelló el primero de los aviones contra la Torre Norte, y lo hizo cinco veces más para conmemorar cuando el segundo impactó en la Torre Sur, el desplome de los dos rascacielos, el ataque al Pentágono y la caída de la aeronave en Pennsylvania.

El acto de este décimo aniversario fue probablemente el más ceremonioso de todos, con la presencia por primera vez del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien acudió acompañado de su esposa, Michelle, y en una muestra de unión, de su predecesor, George W. Bush, y su mujer, Laura.

La unidad de los estadounidense en torno a la tragedia del 11-S quedó patente en sus intervenciones durante la ceremonia, ya que en lugar de pronunciar un discurso, Obama recitó el Salmo 46 de la Biblia y Bush un fragmento de una carta que Abraham Lincoln envió a la madre de un soldado muerto en la Guerra Civil en Estados Unidos.

Obama, que estaba protegido por un panel de vidrio a prueba de balas delante de unos robles blancos plantados en el monumento, leyó el pasaje de la Biblia después de un momento de silencio a las 8:46 de la mañana, cuando la primera aeronave se estrelló contra la torre norte hace 10 años.

"Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar", dijo Obama en la que supone la primera vez que un presidente de Estados Unidos rinde homenaje a las víctimas el día del aniversario del 11-S. 

Obama y Bush estaban acompañados de sus esposas al dirigirse a uno de los dos espejos de agua construidos sobre los cimientos de las Torres Gemelas, del monumento del 11 de septiembre que fue abierto este domingo para los familiares de las víctimas.

El alcalde Michael Bloomberg inició la ceremonia.

En Nueva York, los familiares iniciaron la lectura de los nombres de 2.983 víctimas, de las cuales, 2.977 murieron en Nueva York, Washington y Pensilvania el 11 de septiembre del 2001 y de seis que cayeron en el atentado de 1993 contra el Centro de Comercio Mundial, al estallar en el sótano un camioneta cargada con explosivos.

"Siempre serás mi heroína", le dijo Patricia Smith, de 12 años de edad, a su madre fallecida en la aciaga fecha.

Nicholas Gorki recordó a su padre, "a quién nunca conocí porque estaba en el vientre de mi madre. Te quiero. Me diste la vida, y ojalá pudieras estar conmigo para disfrutarla juntos".

Peter Negron, de 21 años, cuyo padre trabajaba en el piso 88 de la torre norte, dijo que durante los diez años que siguieron al ataque, ha tratado de inculcarle a su hermano menor lecciones que había aprendido de su padre.

"Decidí convertirme en un científico forense", señaló Negron. "Espero que mi padre se enorgullezca de los jóvenes que hemos logrado ser, mi hermano y yo. Te extraño tanto, papá"

También participaron en la ceremonia, entre otras muchas personalidades, el entonces alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, así como el actual gobernante de la ciudad, Michael Bloomberg, quien dijo: "jamás podremos olvidar lo que pasó aquí", una destrucción que convirtió "la más azul de las mañanas en la más oscura de las noches".

La lluvia pronosticada para esta mañana de domingo no apareció y el color del cielo, parecido al azul cristalino del día en el que se modificó el rumbo de la historia reciente, predominó durante las más de cuatro horas y media que duró la ceremonia.

Familiares, políticos y neoyorquinos en general respiraron aliviados porque finalmente la ceremonia transcurrió sin ningún incidente o alarma, pese a que el jueves las autoridades estadounidenses alertaron de una amenaza "creíble y específica", aunque no corroborada, de un atentado por parte de Al Qaeda.

Con el intento de venganza del grupo terrorista por la muerte de Osama Bin Laden ya en un segundo plano, Nueva York pudo hoy así pasar la página y rendir su primer homenaje a las víctimas sin la sombra del que fuera el autor intelectual de los atentados que cambiaron al mundo hace diez años.

La ceremonia de Nueva York constituyó el hecho central de las conmemoraciones realizadas en todo el país. Fue la ocasión para reflexionar sobre una década que cambió el estilo de vida de los estadounidenses, que incluyó dos guerras y la reorganización de las medidas de seguridad cotidianas en los aeropuertos y en las grandes urbes.

En otra ceremonia realizada en el Pentágono, el secretario de Defensa, Leon Panetta, observó un momento de silencio a las 9:37 de la mañana, hora en que una aeronave se estrelló contra el centro militar de Estados Unidos. Panetta rindió homenaje a los 6.200 miembros de las fuerzas armadas estadounidenses que han muerto desde entonces en las guerras de Irak y Afganistán.

En Shanksville, Pennsylvania, un coro rindió homenaje en el Monumento Nacional al Vuelo 93 ante unas 5.000 personas que asistieron a una ceremonia conmemorativa durante la cual se dio lectura a los nombres de 40 pasajeros y tripulantes que murieron a bordo de un avión secuestrado hace una década.

Los estadounidenses se reunieron para orar en catedrales en las grandes ciudades y depositar rosas frente a las estaciones de bomberos de los pueblos pequeños, a fin de recordar de incontables modos el aniversario de los ataques terroristas más devastadores desde la fundación de la nación, y para conmemorar uno de esos hechos que configuran la historia.

Al igual que en conmemoraciones anteriores, las campanas volvían a tañer para lamentar la pérdida de los muertos en los ataques.

Pero gran parte del significado de las ceremonias este año radica más en lo que no se dice abiertamente: la ocasión del aniversario para que los estadounidenses mediten acerca de cómo los ataques los cambiaron a ellos y al mundo, y la continua lucha por comprender el lugar que ocupa el 11 de septiembre en la psiquis nacional.

"Mucho queda implícito", comentó Ken Foote, autor de "Shadowed Ground: America's Landscapes of Violence and Tragedy (Tierra ensombrecida: los paisajes estadounidenses de violencia y tragedia), al examinar el papel que la veneración de los sitios de muerte y desastre desempeña en la vida moderna. "Estos aniversarios son particularmente cruciales para concebir qué historia narrar, qué significa todo esto. Obliga a la gente a desentrañar lo que nos ocurrió".

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