El destino es China

La historia de empresarios mexicanos que han tenido éxito en su relación con China

CIUDAD DE MÉXICO, México, jun. 4, 2013.- "Vivir en China es algo difícil, porque es una cultura totalmente diferente. Hemos logrado cosas que ni ellos se lo imaginan, somos su propia competencia estando en México", señala Luis Alberto Martínez Macías, empresario mexicano.

Por sus venas corre sangre mexicana, pero en su piel, se ha impregnado el aroma de una cultura que le ha hecho creer que los sueños son posibles.

"Es un sueño, es algo inexplicable. Yo creo que he conquistado lo más importante. Yo creo que lo que he conquistado, es que nunca me di cuenta que mi sueño ya estaba hecho realidad", comenta Luis Alberto Martínez Oseguera, empresario mexicano.

Y si de sueños se trata, Luis Alberto, admite que no vienen solos, que para tener éxito se deben tomar decisiones valientes y así fue su aventura en un país lejano, pero que lo acercó al éxito.

"Yo no puedo definir el éxito, porque yo no conozco el éxito, yo conozco el trabajo", afirma Luis Alberto

Empresario mexicano de 51 años, Luis Alberto logró  lo que para muchos es imposible: colocar una empresa en China, dedicada a la fabricación de productos para calzado. Una aventura que comenzó en Italia, pasó por Taiwán y llegó hasta ese país.

"A mí me tocó Taiwán y me toca cuando Taiwán se muda a China.  Yo llego a China por las relaciones que ya tenía en Taiwán, porque trabajé dos años con los taiwaneses y de ahí algunas empresas se mudaron y me invitaban a colaborar con los nuevos cambios", relata Luis Alberto.

En esa aventura, Luis Alberto, asegura, pasó de todo. El idioma fue un obstáculo, pero también, enfrentarse a un mundo diferente que día a día lo retaba, pero que nunca lo llevó a desistir.

"Que fue peligroso, que ha sido atrevido de mi parte, que he andado en bicicleta, en motos, que he usado las motos de la gente que trabajan en la calle, me meto a las fábricas, platico con todo mundo como puedo, entiendo chino, pero yo hablo en inglés. Volar con un boquete en el avión, no es tan fácil, subirte a trenes sin el idioma, cuando vas a otras ciudades", subraya Luis Alberto.

Así su trabajo comienza desde México. Aquí diseña los herrajes, los ojillos, los ganchos o textiles para los zapatos. Una tarea en la que participa un grupo de jóvenes diseñadores, quienes crean modelos vanguardistas y tendencias, incluso europeas.

"Es una satisfacción muy grande, me ha pasado muchas veces que voy caminando con gente que ni siquiera sabe lo que hago y yo, mira ese zapato yo lo diseñé o ese herraje yo lo hice, es mucha satisfacción, la verdad", apunta Victoria Barragán, diseñadora.

Y luego en China, se fabrican esos diseños en ciudades como Yiwu, Dongguan y Guangzhou.

Ahí Luis Alberto, emplea a una gran cantidad de personas a quienes ha inculcado el espíritu mexicano para trabajar.

Y también hasta allá, llegó su hijo, un joven mexicano que ha heredado el sentido empresarial de su padre.

"Sí un poco complicado, porque los tonos y todo es súper diferente, es un idioma muy difícil de aprender, pero en sí, también es mucho corporal y lenguaje como lo que les quieres expresar y cómo lo dices, cómo lo actúas, también es muy actuado", comenta Luis Alberto Martínez Macías, empresario mexicano.

Tras el proceso de fabricación, las piezas se exportan a México para que sean utilizadas en la elaboración del zapato.

"Muchos de mis diseños son lo que hacen que mi zapato luzca o que el zapato se venda o no se venda", dice Victoria Barragán, diseñadora.

"No es nada más, ay me lo pongo y ya, es toda una esencia, es todo un trabajo de 6 meses, 4 meses atrás", apunta Luis Alberto.

Y su objetivo se ve materializado en miles de zapatos que traen consigo los herrajes, ojillos o ganchos que él fabrica desde el Lejano Oriente.

Es Luis Alberto, un mexicano de conquistas, quien sabe que El destino es China.

"Yo creo que la conquista está en poder aprovechar la amabilidad y la grandeza que tienen los chinos sentimentalmente aunque no lo hables", asevera Luis Alberto.

En 2012  el comercio de mercancías entre  México y China ascendió a 78 mil millones de dólares.

MACO