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BUENOS AIRES, Argentina, mar. 20, 2013.- En noviembre de 2010, el entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, declaró en el juicio por crímenes de lesa humanidad cometidos en la Escuela de Mecánica de la Armada durante la época de la dictadura militar.
Este martes, el periódico El Clarín dio a conocer un extracto de dicha declaración del ahora papa Francisco.
El doctor Luis Zamora, abogado de derechos humanos y quien interrogó al entonces arzobispo de Buenos Aires, comentó en exclusiva algunos detalles de la información que trascendió ayer martes sobre el padre Bergoglio.
"La investigación primero de las familias de los sacerdotes y de los catequistas que estuvieron vinculados en ese secuestro llevó a una responsabilidad de quien entonces era el provincial de la compañía de Jesús en Argentina, el superior de la orden, Bergoglio, en cuanto que no había amparado a los curas, a los sacerdotes y a los catequistas que le reclamaron protección de una compañía en el interior, de mucho desprestigio y lo vinculaban con el terrorismo, en plena dictadura militar la palabra significaba la muerte, o el cautiverio, tortura etc.", explica el doctor Luis Zamora, abogado en derechos humanos.
Tanto Jalics como Yorio tenían una relación directa con Bergoglio, ya que ambos habían sido educadores del actual papa Francisco, cuando éste estudiaba para convertirse en sacerdote.
"Estoy hablando de dos sacerdotes, que los dos fueron profesores de Teología de Bergoglio en el colegio máximo de San Miguel, eran dos sacerdotes considerados intachables, también por Bergoglio. Cuando le pedimos la citación de Bergoglio y él hablo en términos de mucho respeto de ellos, luego él fue su superior y estaban muy vinculados porque los conocía mucho. Jalics dijo con toda claridad "nos denunció ante la Marina" y eso fue lo que abrió la posibilidad de que nos secuestraran", agrega Luis Zamora.
El testimonio de Bergoglio se extendió por más de cuatro horas en calidad de testigo, según el abogado Zamora. En esa oportunidad los jueces lo interrogaron sobre el secuestro de los curas jesuitas Orlando Yorio y Francisco Jalics.
"En el juicio, en el interrogatorio que le hicimos como testigo a Bergoglio le preguntamos, entre otras cosas, qué había hecho, qué gestiones había hecho cuando se enteró del secuestro. Él dijo que se enteró después del secuestro y conocía las alertas que le hacían los sacerdotes, pero él había querido cuidarlos como los sacerdotes, a lo cual los sacerdotes siempre dijeron que no se podían ir, porque un pastor no abandona a sus ovejas, a su rebaño, el rol que se ponen los sacerdotes pastorales de un rebaño, ellos no querían dejar el trabajo en esos barrios pobres entregado a la depresión", añade el abogado Zamora.
Tras haber sido torturados, los sacerdotes jesuitas fueron liberados. En su declaración judicial el papa Francisco relató aspectos del tenso diálogo que mantuvo con quien era el jefe de la Armada de este país, el ya fallecido almirante Emilio Eduardo Masera.
Para el abogado Luis Zamora, quien conoce la causa ampliamente, la comprometedora vinculación de Bergoglio en el asunto se debe a que la Iglesia Católica mantenía una estrecha relación con los militares en Argentina:
"El rol de la dictadura fue rol de toda la Iglesia Católica, de todos los obispos, tres, cuatro de noventa y pico que había en Argentina en esa época que, a excepciones de Sarie Nevares y Novak, podríamos agregar un cuarto. Pero el rol de todos los obispos, yo creo en ese sentido, Bergolgio fue un cómplice de toda la dictadura en general en cuanto que bendijeron los sables, iban a los actos de Videla y Masera y hablaron en defensa de la dictadura; en muchos casos sacaron documentos, en fin públicamente sobre todo tenían un rol de complicidad y Bergoglio fue uno de más de ellos en ese sentido. En el caso de los sacerdotes hay una prueba puntual de que fue mucho más que eso".
La dictadura militar gobernó en Argentina desde el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 hasta el 10 de diciembre de 1983. Dejó más de 30.000 desaparecidos, que habían sido secuestrados, donde bebés fueron robados y personas fueron torturadas de las maneras más atroces en los centros clandestinos de detención que llegaron a ser más de 600.
El papel de la Iglesia argentina durante la dictadura militar es un capitulo que aún no ha sido debidamente esclarecido. Hay quienes cuestionan aquella jerarquía de la Iglesia de ese entonces y otros defienden a los sacerdotes que forman parte del proceso.
AAE
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