La absurda guerra de Bush, Aznar y Blair

Por Eduardo Salazar | Fuente: Noticieros Televisa | 2013-03-19

Gráfico Irak

La intervención militar de EU en Irak ha dejado más de 600 mil civiles muertos y más de 30 mil soldados norteamericanos mutilados e incapacitados

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A las 4:00 horas del miércoles 20 de marzo de 2003 recibí una llamada telefónica en mi habitación del Hotel Palestina en Bagdad.

Era Carlo Mauricio Pérez, de la Red de Corresponsales de Noticieros Televisa en la Ciudad de México. "Eduardo, ya se cumplió el ultimátum impuesto por Bush ¿qué está ocurriendo en Bagdad?" Contesté que la ciudad estaba tranquila, pero que la gente se encontraba muy atemorizada. Colgamos y traté de dormir.

Una hora y media después entró abruptamente a la habitación Jorge Pliego, mi compañero camarógrafo de Noticieros Televisa, gritando: "¡Las sirenas, las sirenas!". Era el primer canto de las sirenas que estremecían a toda la ciudad y que anunciaban el inicio de la invasión estadounidense en Irak.  De inmediato me levanté y cogí el teléfono para hablar a México: "¡Bueno! ¡Bueno! ¡Carlo, Carlo, ya empezó!".

Televisa interrumpió su programación y a través del Canal de las Estrellas se dio a conocer el inicio de la primera guerra del siglo XXI.

"¡Joaquín, es impresionante lo que estamos viviendo, se escuchan explosiones en todas partes, en el norte, en el sur, al oriente, de repente se ilumina todo el cielo, parece que se convierte de día! ¡Otra, otra, explosión! ¡Joaquín, ésta estuvo fuerte! ¡Es la más fuerte que hemos escuchado! ¿Tú la escuchas allá? ¡Nosotros en vivo y en directo!"

Mientras narraba el comienzo de la guerra, el intenso bombardeo se recrudecía en Bagdad.

A pesar de que empezaba a amanecer, el cielo se iluminaba de rojo con cada impacto; decenas y decenas de bolas de fuego disparadas por las baterías antiaéreas iraquíes volaban sobre nuestras cabezas sin hacer blanco en ninguna parte y se perdían en el cielo.

En cambio, los misiles de la coalición anglo-estadounidense, dirigidos a edificios gubernamentales ubicados al otro lado del Tigris, a 500 metros de nuestra posición, hacían blanco perfecto. Cada impacto cimbraba los cimientos del hotel Palestina.

En el balcón, la onda expansiva erizaba el pelo y estremecía la valenciana del pantalón y las mangas de la camisa; el estómago se nos pegaba a la espalda. Era el infierno en la tierra que vio nacer a la civilización.

Ese 20 de marzo de 2003, fueron 12 series de bombardeos en una hora y media.

Recuerdo que el silencio entre bomba y bomba era angustiante y además se hacía eterno. La angustia nos invadía porque era imposible saber en dónde caería el siguiente misil.

Sin duda, fue el peor amanecer de los que queríamos estar allá y el más horrible para los 24 millones de iraquíes que no escogieron vivir los horrores de una guerra.

Diez años después, al sentarme frente a la computadora para escribir esta colaboración especial para Noticieros Televisa, aún resonaban en mí las explosiones de las bombas. Aún permanece latente el dolor por los compañeros muertos, la memoria fresca de las caras de los niños del hospital mutilados por los ataques de la aviación estadounidense.

Decían que esta guerra sería corta.

George W. Bush y sus aliados, Tony Blair, de Gran Bretaña, y José María Aznar, de España, decían que aniquilando al gobierno de Saddam Hussein, Irak y el mundo estarían a salvo de un régimen que utilizaría sus armas de destrucción masiva para imponer sus condiciones.

Hoy, una década después, el mundo entero sabe que se trató de un engaño. Saddam no poseía ni armas nucleares, ni tampoco de destrucción masiva.

Hoy, 10 años después, Irak está destruido. 600 mil iraquíes han muerto desde entonces, más de un millón han tenido que huir de sus lugares de origen y seguramente pasará mucho tiempo para que la cuna de la civilización vuelva a encontrar la paz en esa tierra descrita por la Biblia como el paraíso.

Hoy Saddam Hussein está muerto y George W. Bush ya no es presidente de la nación más poderosa del mundo; su sucesor, Barack Obama mandó a retirar sus tropas de la nación árabe.

A 10 años después del comienzo de aquella invasión, Estados Unidos llora a sus cuatro mil soldados muertos en esa guerra que nunca debió ocurrir, llora también por su incapacidad de atender a otros 30 mil soldados estadounidenses mutilados e incapacitados por ese conflicto fabricado a base de mentiras.

Hoy 10 años después,  Irak, un crisol de razas, religiones y culturas está inmerso en una guerra civil. ¿De qué sirvió el 20 de marzo de 2003? El tiempo parece confirmar una vez más: la absurda guerra de Bush, Aznar y Blair.

VM,

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