El espectáculo de la guerra

Muchos israelíes se congregan en las colinas para ver el intercambio de disparos entre Israel y la Franja de Gaza

TEL AVIV, Israel, nov. 21 2012.- La función ya comenzó y Moshe, un estudiante israelí, está listo para verla.

"Estoy viendo Gaza, los soldados de Israel están atacando Gaza. ¿Por qué los quieres ver? Para sentirme mejor. Veo a la gente muy asustada. No salen, las calles están vacías y quiero ver la venganza de Israel por esto", dice Moshe Stern, estudiante israelí.

Tiene 16 años y estudia la Torá, el libro sagrado judío. Él y sus amigos se acomodan en la colina de la ciudad israelí de Sderot, desde donde se ve el territorio palestino de Gaza, que intercambia fuego con Israel hace una semana.

"Veo las bombas en Gaza y los cohetes que Gaza lanza a Israel ¿Por qué? Porque está padre y es interesante. ¿No te da miedo? Sí. Un poquito", comenta Roi Amgar.

A pie o en cualquier vehículo, entre cuates o en una cita romántica, Avi Ben Dayán llega con Aviv, su nieto, a lo mismo:

"Estamos acostumbrados a escuchar todo, pero no sentirlo tanto como lo que está pasando ahora en estos días."

Parados, sentados o en brazos, presencian un atardecer que incluye convoyes militares israelíes, helicópteros artillados, aviones de combate, tanques, explosiones que dejan columnas de humo, dirigibles para interceptar los cohetes enemigos.

El espectáculo de la guerra, que lo es sí, pero sólo para algunos. Porque la mayoría se encierra en sus casas, en ocho días les han caído mil 500 bombas.

Mil 500 veces en que la tierra se cimbra, el sonido seco del vacío de la pólvora pone en silencio a todo mundo y se siente un hilo de miedo que dura hasta que todos en derredor se descubren vivos.

En el sur de Israel, la zona que colinda con la Franja de Gaza, no abrieron comercios ni escuelas, las calles están vacías y al silencio sólo lo matan las sirenas antiaéreas que dan 30 segundos para encontrar el refugio blindado más cercano antes de que aterrice el proyectil.

La tecnología y el dinero hacen diferencia las alarmas, los refugios y los misiles que interceptan cohetes enemigos han significado que, en esta semana de conflicto, del lado israelí hayan muerto cuatro personas contra 141 palestinos fallecidos, entre ellos, más de treinta menores de edad.

En una semana, al menos siete misiles, hechos en Irán, contrabandeados a Palestina y lanzados desde ahí, llegaron a Jerusalén y Tel Aviv, las capitales política y económica Israel, que no habían sido vulneradas desde hace más de veinte años.

Estos misiles iraníes de largo alcance, que significan una escalada en el armamento palestino por años sólo capaz de impactar los poblados israelíes cercanos a su territorio, implican también más temperatura en el conflicto entre Israel e Irán.

Israel clama, también en esta semana, haber bombardeado la mayor parte de estos misiles en poder de los grupos palestinos y haber matado al jefe militar encargado de la operación.

A las nueve de la noche hora local en este momento está entrando en vigor el cese al fuego entre Israel y Palestina, si las dos partes respetan el acuerdo, esta puerta, la de uno de los muchos refugios antiaéreos va a poder estar tranquila durante mucho tiempo.