El partido oficialista obtuvo el triunfo en 20 de las 23 gubernaturas en juego en las elecciones locales del pasado domingo, en un proceso marcado por la incertidumbre en torno al estado de salud del presidente Hugo Chávez.
Con una participación notablemente menor a la de la reciente elección presidencial (53% frente a 81%), la oposición obtuvo dolorosas derrotas en Zulia, Carabobo, Nueva Esparta y Táchira.
Sin embargo, logró mantener la "joya de la corona": Henrique Capriles, rival de Hugo Chávez en las elecciones del 7 de octubre, fue reelecto como gobernador de Miranda, uno de los estados más poblados del país, que incluye parte de Caracas.
Con este triunfo y la derrota de Pablo Pérez en Zulia, quien parecía uno de los mejor posicionados para retar su liderazgo dentro de la oposición, Capriles se perfila como el candidato natural de la Mesa de la Unidad Democrática en caso que la salud de Hugo Chávez obligue a la realización de elecciones presidenciales.
Después de la contundente victoria en los comicios del pasado 7 de octubre, Hugo Chávez tendría que tomar posesión el próximo 10 de enero para gobernar hasta el 2019. En el escenario de que Chávez no pudiera asumir el cargo en la fecha establecida, se convocaría a elecciones en un periodo de 30 días y el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Caballero, asumiría el gobierno de forma temporal, según lo establecido en el artículo 233 de la constitución venezolana.
En el supuesto de que Chávez tomara posesión en enero, pero su estado de salud le impidiera continuar al frente del gobierno, se procedería a una nueva elección, de igual forma, en 30 días. En ese escenario, sería el vicepresidente Nicolás Maduro quien ejercería de manera provisional la Presidencia de la República.
Maduro fue nombrado por Chávez antes de su más reciente operación en Cuba como su sucesor para las eventuales elecciones. El actual vicepresidente es visto como parte del ala más moderada dentro del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), más que por sus posiciones políticas, por su carácter conciliador.
Miembro de la Liga Socialista en los años setenta, sindicalista, carente de una educación formal más allá del bachillerato y anteriormente conductor de autobuses, Nicolás Maduro formó parte de la Asamblea Constituyente que redactó la Constitución Bolivariana impulsada por Chávez. Llegó a ser presidente del Poder Legislativo y, a partir de 2006, Canciller.
Desde esta posición, fue pieza fundamental en el proyecto de Chávez, en el que la política exterior ha sido prioridad. Su labor ha sido reconocida por la construcción de alianzas con países como China y Rusia. Funcionarios del gobierno colombiano reconocen que ha jugado un papel clave en el diálogo entre el gobierno del presidente Santos y las FARC, al mismo tiempo que cuenta con el visto bueno del gobierno cubano.
La esposa de Nicolás Maduro, Cilia Flores, quien posee una notable trayectoria dentro del PSUV, y fue la primera mujer en alcanzar el puesto de presidenta de la Asamblea Nacional, es actualmente la Procuradora de la República.
A pesar de la intención de Hugo Chávez de generar unidad en torno a la figura de Nicolás Maduro, no se vislumbra un camino sencillo para la consolidación de su liderazgo dentro del chavismo, en el que existen tensiones y divisiones. Chávez ha concentrado el poder de manera personal, por lo que ante su eventual desaparición el mayor desafío radica en que su legado trascienda a su figura.
Henrique Capriles cuenta con una gran popularidad que no queda claro que Nicolás Maduro, o algún otro miembro del partido en el gobierno a título personal, posea. Sin embargo, las elecciones locales del pasado domingo son muestra clara de que el peso de la figura de Hugo Chávez podría ser suficiente para inclinar la balanza.
Los resultados de las elecciones locales plantean un escenario electoral alentador para el legado de Chávez, en caso de haber elecciones pronto. Así, el reto más importante se encuentra en las filas del propio chavismo.
[[order]] [[autor]] escribió el [[time | date DD/MM/YYYY HH:mm]]
[[comment]]