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SAO PAULO, Brasil, nov. 12, 2012.- La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, probablemente dejará que la moneda local caiga más allá de los 2.10 reales por dólar, pero cualquier ajuste sería menor por el temor a la inflación.
El real se debilitaba un 0.61% el miércoles a 2.094 por dólar en un mercado global que huía de los activos de mayor riesgo.
Los operadores ansían ver si el banco central de Brasil intervendrá en el mercado, como lo ha hecho en el pasado, cuando se quiebre la banda de flotación informal de la moneda, que la mantiene entre 2 y 2.1 por dólar.
Comentarios recientes de Rousseff, además de señales de otros funcionarios, sugieren que el Gobierno tolerará una moneda algo más débil en las próximas semanas si el mercado se mueve en esa dirección.
La debilidad reciente del real puede ayudar a la industria brasileña, que en años recientes han tenido que soportar una moneda más fuerte junto a un alza de sus costos de producción.
El real se ha debilitado un 12% este año, pero sigue estando un 19% por encima de su valor del 2008.
No obstante, el banco central puede aún intervenir para prevenir una depreciación excesiva que desestabilice a la economía.
Probablemente, tolerará un pequeño cambio del techo de la banda a entre 2.12 o 2.15 por dólar como mucho, porque le preocupa que un real más débil complique las metas de inflación del 2013 en momentos de un despegue de la economía.
En su comentario reciente más explícito sobre el tipo de cambio, Rousseff dijo al periódico Valor Económico esta semana que "estamos buscando una tasa de cambio que no es la actual, en que hay un dólar devaluado y un real sobrevalorado".
Los comentarios presionaban el miércoles al real.
"Creemos que el techo (de la banda) está más cerca de 2.10 que de 2.15 (reales por dólar)", dijo Barclays en una nota a clientes del miércoles.
"Con la economía ganando impulso, otra ronda de depreciación del real) podría tener un gran efecto en la inflación, que es un evento que no creemos que (el banco central) desee", dijo Barclays.
Los mercados financieros esperan que la inflación alcance un 5.39% el próximo año, sobre el centro del rango meta del Gobierno de un 4.5% con una tolerancia de dos puntos porcentuales en ambas direcciones.
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