CIUDAD DE MÉXICO, México, nov. 19, 2012.- En este mes de conmemoración revolucionaria, mi tema hoy es la misma Revolución de 1910 ? y confieso que, como extranjero, me siento un tanto nervioso al tocar uno de los temas sagrados de la historia patria mexicana. El deber de los historiadores es investigar y explicar, pero la paradoja de la investigación histórica es que siempre se encuentran más preguntas que respuestas.
Hace 30 años escribí una tesis doctoral sobre la Revolución y descubrí un aspecto fundamental de la experiencia revolucionaria ? que fue profundamente heterogénea, dispareja y desigual en las diferentes regiones y espacios del país. En mis investigaciones subsecuentes, descubro que los temas más asociados con el proyecto revolucionario ? reforma agraria y laboral, indigenismo, educación, nacionalismo ? son temas abordados por los gobiernos liberales mucho antes que la fecha mágica de 1910 que supuestamente representa un parteaguas en la historia nacional.
Les dejo con una reflexión final. Según Don Jesús Silva Herzog, cuyo trabajo fue mi primera introducción al tema, (cito) ?los mexicanos tienen dos deidades: Nuestra Señora la Virgen de Guadalupe y Nuestra Señora la Revolución Mexicana.? Subraya no solo la importancia del tema de la Revolución para la identidad mexicana, sino el reto que representa para los historiadores.
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