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LIMA, Perú, dic. 7, 2012.-Lo que son las cosas. El Ministro de Trabajo de Perú, el abogado José Villena Petrosino,se encuentra "en la cuerda floja" por agredir a una trabajadora.
El caso se remonta al 27 de noviembre cuando el ministro llegó tarde al aeropuerto regional de Arequipa, mil kilómetros al sur de Lima, e intentó a la fuerza ingresar a la zona de embarque de pasajeros cuando el avión que lo debía transportar a Lima, ya se encontraba en movimiento en la pista de la terminal.
Visiblemente ofuscado, el ministro Villena insultó al personal de la aerolínea, amenazó con hacerlos despedir y se llevó literalmente "de corbata" a la aeromoza Ana Lucía Ramos Mariscal que intentó contenerlo.
La aeromoza tuvo que ser auxiliada por un compañero de trabajo para no caer al suelo, producto del empujón.
Ante el escándalo desatado, la trabajadora presentó su denuncia en la comisaría del aeropuerto. Revisada por un médico legista, el certificado médico señaló: "la denunciante presenta equimosis negruzca (moretón) discontinua de 4X2 centímetros en la región posterior del tercio medio del antebrazo derecho".
Debido a presiones la joven trabajadora retiró su denuncia, pero expertos legales señalaron que la justicia, de oficio, puede seguir investigando el hecho.
Para calmar la tormenta, el iracundo ministro del Trabajo regresó a la ciudad de Arequipa a presentar sus disculpas a diez trabajadores de la línea aérea a los que insultó con palabras, pero negó que hubiese agredido a la aeromoza.
No obstante, el certificado médico de la agraviada echa por tierra su pretensión. Pese a todo, el Primer Ministro Juan Jiménez también salió a ofrecer disculpas públicas por su ministro "pegalón" y dijo que el problema ya estaba superado.
Pero las cosas no son tan sencillas. La prensa ha puesto en el cadalso al controvertido ministro. En el diario "La República", su columnista principal, Mirko Lauer, dijo lo siguiente: "A su impulso de pegalón aeroportuario, Villena sumó al día siguiente una tremenda chambonada política que por sí sola debería sacarlo del cargo.
Salir a declarar, convencido de que los ministros pueden decir lo que quieran, que no había ocurrido lo que si había ocurrido, y luego ir a ofrecer disculpas por ello. Poco le faltó para decir que el propio Ollanta Humala le había indicado dar el empujón".
Otro conocido columnista, César Lévano, director del diario La Primera, afín al gobierno, publicó: "El doctor Villena no puede quejarse. Ha ganado la notoriedad que no había conseguido como ministro. Sindicatos, organizaciones femeninas, congresistas, medios de comunicación de todas las tendencias lo tienen en su agenda.
Todos le otorgan los guantes de oro del machismo. Todos le exigen que se baje del cuadrilátero y se retire a su casa". La suerte del ministro está ahora en manos del Congreso, toda vez que el propio poder ejecutivo ha dado por superado el incidente.
El partido fujimorista, a través de sus congresistas, ha pedido su interpelación. Y es casi seguro, que conseguirá las firmas necesarias para sacar adelante este proceso de censura.
Un hecho que deja mal parado al gabinete ministerial del presidente Ollanta Humala, precisamente en un país como Perú, donde la violencia contra las mujeres ocupa un triste primer lugar en América Latina.
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