Soldado estadounidense, encadenado en prisión de Matamoros

Por Alonso Aguilar | Fuente: Noticieros Televisa | 2012-12-06

Jon Hammar

Tras pasar 4 años en Irak, Jon Hammar decide emprender un viaje para combatir su depresión, pero ahora sufre un auténtico infierno en una cárcel mexicana

CIUDAD DE MÉXICO, México, dic. 6, 2012.- Tim Johnson, jefe de la Oficina en México de la compañía de medios McClatchy, denunció a través de un reportaje que Jon Hammar, un ex soldado estadounidense, se encuentra encadenado a su cama en una prisión en Matamoros, Tamaulipas.

Hammar, de 27 años de edad, luchó en Irak hasta que fue retirado con honores en 2007. A partir de esa fecha, y hasta 2011, se desempeñó dentro de las tropas pasivas en esa nación asiática. Combatió en la ciudad de Fallujah, una de las más peligrosas de Irak. En su batallón murieron 13 de sus compañeros y más de 100 resultaron heridos.

"Carros bomba, suicidas y balaceras eran cosa de todos los días. Pensamos que no saldríamos vivos", comentó el sargento veterano James García, compañero de Hammar.

Jon regresó a Estados Unidos en 2011 y no le fue fácil adaptarse a su nueva vida.

Sus constantes depresiones lo llevaron a inscribirse a un centro de rehabilitación de veteranos en California.

Luego de nueve meses de lidiar con el hecho de que muchos amigos no regresaron a casa, Jon decidió ir a Florida y emprender un viaje que lo alejaría de sus traumas y recuerdos. No fue así.

Él y su compañero de guerra, Ian McDonough, organizaron un viaje desde Miami, Florida, hasta Costa Rica, en una casa remolque recién adquirida.

Durante su recorrido tenían planeado surfear en las costas de México, Guatemala y Nicaragua para olvidar los traumas de la guerra.

Al llegar a México, la Policía los arrestó porque Hammar traía una escopeta que le perteneció a su bisabuelo y que usaría para cazar conejos y aves silvestres.

"Al ser revisados en un retén, los policías los consignaron a pesar de tener los papeles legales de portación del arma", señaló Ian, su compañero.

Las autoridades mexicanas los acusaron de posesión de armas de fuego de uso exclusivo del Ejército.

"El problema no es la escopeta ni el calibre, sino el largo del cañón, como lo consideraron los procuradores locales días después y que podría agravar la condena del ex soldado de tres a 12 años de prisión", señaló el periodista estadounidense Tim Johnson, en la página web de McClatchy.

Su detención se realizó el 13 de agosto de 2012. A los pocos días Ian McDonough, su compañero, fue liberado y regresó a Brownsville.

Jon Hammar, en cambio, fue traslado a una cárcel de Matamoros, Tamaulipas, y colocado en las celdas generales con los demás prisioneros.

A partir de ese momento, las llamadas a medianoche a sus padres, en Palmetto Bay, Florida, no pararon.

"Nos decían: 'Tenemos a su hijo, queremos dinero'; yo les respondía: 'Voy a hablar al consulado estadounidense', a lo que me contestaban: 'El consulado no puede ayudarte, mejor páganos'; luego le pasaban el teléfono y Jon me decía: "Mamá, por favor págales", comentó Olivia Hammar, madre del soldado detenido.

Los extorsionadores les dieron una cuenta de Western Union y exigieron un pago inicial de mil 800 dólares.

Olivia Hammar y su esposo solicitaron el apoyo de diplomáticos estadounidenses y lograron trasladar a su hijo a una celda que no comparte con ningún interno.

Su familia no pagó la cantidad solicitada.

A pesar del cambio, los padres de Jon señalaron que éste es encadenado a su cama y recibe constantemente amenazas por parte de los reos, que exigen el pago solicitado; además no dejan de expresar su preocupación porque el penal, supuestamente, es controlado por los Zetas.

Los padres del soldado afirmaron que las autoridades de Estados Unidos han hecho poco por sacar a su hijo "del infierno".

El caso llamó la atención de Ileana Ros-Lehtinen, legisladora y ejecutiva del Comité de Asuntos Exteriores de la Casa de Representantes de Estados Unidos, quien dijo que la solicitud hecha por los diplomáticos "empeoró las cosas".

"Si su vida no corre peligro, el gobierno de Estados Unidos no va a meter las manos", enfatizó Tim Johnson, jefe de la Oficina en México de la compañía de medios McClatchy, en su reportaje titulado El último infierno para un ex marine: encadenado a su cama en una prisión mexicana.

"Jon no consume drogas, no toma, no fuma. Es una persona agradable y cariñosa, no te puede caer mal", comentó Ian McDonough, el compañero con el que fue detenido Jon.

"Le rogamos que no lo hiciera, estábamos preocupados por su seguridad en México, pero qué más daba, son soldados entrenados que querían pasar un buen tiempo", concluyó su madre.

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