TEL AVIV, Israel, nov. 23, 2012.- Desde la única rendija que exhibe su piel, Entesar vigila a Abdel, su hijo de seis años. Un cohete cayó en un patio baldío al lado de su casa, Abdel estaba jugando cerca. La explosión lo dejó con heridas en un brazo y las dos piernas.
"Me lastimé las dos piernas y un brazo", comenta Abdel Aziz.
Nezma Galaja tiene la misma edad pero no puede dar una entrevista. Una bomba le causó daño cerebral, ya no puede hablar. Escucha y mueve una mano y los ojos, y así se comunica con su mamá.
Abdel y Nezma convalecen en camas contiguas del hospital de Asheb, el más grande de Ciudad Gaza en el territorio ocupado de Palestina.
A la entrada del complejo está montada una exposición con fotografías magnificadas de las niñas y los niños heridos durante la guerra, se llama: "Este es el banco de los blancos israelíes" y hace referencia justo a lo que hay dentro del hospital.
Los palestinos acusan a Israel de disparar indiscriminadamente contra civiles no combatientes. Israel contesta a los grupos en Gaza que usan a las mujeres y los niños como escudos humanos. Sea en las viviendas hacinadas de Palestina o en las ciudades sureñas de Israel, los civiles, y marcadamente los niños, son los que más sufren.
La ONU ha manifestado su preocupación sobre los efectos psicológicos graves y duraderos en los menores de edad, expuestos a la guerra. Reporta que durante los 8 días de combates, 26 niños murieron en la Franja de Gaza.
Entesar, desde la rendija de sus ojos, instruye a Abdel a hacer con su mano útil la "V" de la victoria mientras nos dice: ''ganamos la guerra a Israel''.
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