Diciembre me gustó pa' que te vayas

Por Noticieros Televisa | Fuente: Noticieros Televisa | 2012-12-05

depresión

Con las fiestas decembrinas ocurre un fenómeno que vale la pena considerar: la depresión y el aumento de divorcios

CIUDAD DE MÉXICO, México, dic. 05-2012.- Con las fiestas decembrinas ocurre un fenómeno que vale la pena considerar: la depresión, la insatisfacción y la constante convivencia aumentan la tasa de divorcio.

Navidad viene cargada de regalos y de divorcios. La estadística confirma que aumenta la cifra de separaciones, y, de acuerdo con especialistas,  se debe a que las parejas comparten mucho más tiempo que en cualquier otra época del año y esta convivencia desenmascara lo que la vida ordinaria oculta.

Al aumento de separaciones legales, además, parece sumarse el fenómeno de la llamada depresión estacional.

La depresión ocurre porque durante el invierno las noches son más largas y la oscuridad dura más tiempo, lo que disminuye la producción de serotonina, sustancia que actúa como neurotransmisor e influye en los estados de ánimo, lo cual, aunado a la temporada decembrina, hace que surjan nostalgias y recuerdos.

La depresión se manifiesta con sentimientos de tristeza, desesperanza, pesimismo, apatía, aislamiento, fatiga, sentimiento de abandono, pérdidas de interés por actividades que antes eran placenteras (comida, sexualidad, socialización). Incluso se producen trastornos del sueño (se duerme más y hay dificultad para levantarse) y muchas ansias por comer dulces y carbohidratos.

Además, la misma depresión produce tendencia a estar siempre a la defensiva, malhumorado, rencoroso e irritables.

Así, pues, no es de extrañar que haya un pico de demandas de divorcio en enero, después de las fechas navideñas en las que, a la par de la depresión, se acrecientan el tiempo marital y los encuentros familiares.

Al compartir más tareas y actividades, surgen las fricciones, estallan las emociones, emergen los conflictos.

Sin embargo, no son los conflictos los que llevan al divorcio, advierten. Los conflictos no necesariamente conllevan un divorcio: no resolver adecuadamente los problemas es el detonador de la separación.

Si una de las partes está insatisfecha al resolver los problemas, eso puede abrir la puerta a la reflexión y engancharse con los sentimientos que deja la depresión.

Así, pues, parece que se confirma aquello de que las bicicletas son para el verano y diciembre viene cargado de rupturas.

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