La otra mirada del conflicto (Parte 2)

Después de 60 años de conflicto entre palestinos e israelíes es difícil entender que haya expresiones de coexistencia pacífica

JERUSALÉN, Israel, ene. 25, 2013.- El mercado de Mahane Yehuda, en Jerusalén oriental es una colorida postal de la vida tradicional en Israel.

A tan sólo 15 kilómetros de allí, del otro lado del "muro de separación", está el mercado de Ramallah, en territorio palestino, una postal de la vida tradicional en Cisjordania.

En el corazón de la ciudad antigua de Jerusalén se encuentra el Muro de los Lamentos, sitio sagrado para los judíos. Pero también está ahí el Domo de la Roca y la mezquita Al Aqsa, sitio sagrado para los musulmanes.

Ambos mundos, de israelíes y palestinos han aprendido a sobrevivir por la fuerza de la costumbre. Son vecinos y enemigos históricos. Comparten un territorio que ambos reclaman como suyo.

A pesar de esta compleja realidad, en este desierto de desconfianzas hay pequeños oasis que permiten la otra mirada del conflicto.

Estamos en Tel Aviv, en el Centro Médico Suarosky, también conocido como Ichilov, uno de los más importantes de Israel.

Y aunque no lo parece, aquí se construyen puentes para la paz.

Gabriel Barbash es el director de este hospital y asegura que cada semana son atendidos entre 60 y 70 pacientes de los territorios palestinos.

"Principalmente atendemos casos de cáncer y cirugías. Los palestinos conocen la calidad del hospital y salvo casos muy especiales los pacientes pagan por el servicio", explica Gabriel Barbash, director del Centro Médico Suarosky.

Estas mujeres palestinas son de Gaza, donde gobierna Hamas; lo paradójico es que la Autoridad Nacional Palestina de Cisjordania es la que cubre los gastos de hospitalización en Tel Aviv.

Durante 2011, Israel emitió 197 mil 713 permisos para pacientes de Cisjordania y Gaza, con el fin de que pudieran entrar a territorio israelí y acceder a los hospitales.

Una joven palestina de Gaza, que es paciente del hospital Ichilov, asegura que cada vez es más difícil conseguir el permiso para cruzar la frontera.

"Antes de venir aquí, tengo que hacer un arreglo con el lado palestino y el lado israelí. En ambos lados. Si la estabilidad política no es buena o hay un problema sólo presiona a los pacientes", dice.

Aún en tiempos de guerra, este hospital atiende a pacientes de los territorios palestinos, a pesar de las presiones políticas.

"En este tipo de eventos hay intervenciones de carácter político, yo no sé qué va a suceder en el conflicto con Hamas, que no va a querer mandar a sus heridos a Israel como una cuestión de reivindicación pública, a propósito, los va a mandar a Jordania en vez de utilizar la vía más corta. Cuando fue la operación en la Franja de Gaza, nosotros tratamos en este hospital a funcionarios palestinos, que vinieron a atenderse aquí", agrega Gabriel Barbash, director del Centro Médico Suarosky.

Yoma es una niña palestina de Gaza. Tiene cinco años, desde hace tres meses recibe quimioterapia, tiene cáncer.

La madre de Yoma asegura que a su hija nadie la ha tratado diferente por ser palestina.

"No siento ninguna discriminación en el tratamiento de mi hija, el cuerpo médico y de enfermeros no hacen ninguna diferencia en el trato, aquí no existe la política", explica.

El tratamiento de esta niña palestina avanza favorablemente.

"80 por ciento de los niños con cáncer logran terminar el tratamiento exitosamente", dice una empleada del hospital.

Durante 2011 fueron atendidos en hospitales de Israel 21 mil 538 niños palestinos.

Hay una regla no escrita en este hospital. Ni judíos ni palestinos, ni doctores ni pacientes, hablan de reivindicaciones políticas o de territorios ocupados.

"Porque nosotros creemos que esto que sucede en el hospital es un puente para la paz. Visto desde el hospital de Ichilov pareciera que no hay conflicto. o por lo menos permite la otra mirada del conflicto", subraya Gabriel Barbash, director del Centro Médico Suarosky.