Detrás del Muro

Por Vanessa Job | Fuente: Noticieros Televisa | 2012-11-02

Hermanos

Historias de los hijos que se quedan en Estados Unidos luego que sus padres son deportados

LOS ÁNGELES, Estados Unidos, nov. 1, 2012.- La mañana del 11 de octubre a Leonardo y Alex los despertó el ruido afuera de su casa en Los Ángeles. Los agentes de migración estaban ahí para detener a su padre. Sus dos hijos nacieron ahí y son ciudadanos estadounidenses.

"Nada más escuchaba que hablaban y hablaban como con una fuerte voz. Yo vi por aquí por la ventana cuando lo agarraron a mi pa a lado del carro que es de él", recuerda Alexis Rendón, hijo de padre deportado.

"Cuando mi hermano se bajó y corrió. Me dijo que me durmiera, pero ya no pude. Y más que fui a chequear y miré que ahí estaba la policía, pero no sabía que era ICE. Ahí tenían a mi pa detenido y no más me quedé preocupado. Pensé que era una equivocación porque como mi pa es un buen papá", comenta por su parte Leonel Rendón, hermano de Alexis.

El Informe del Centro de Investigación Aplicada señala que en los primeros 6 meses del 2011, el gobierno estadounidense deportó a más de 46 mil madres y padres de niños ciudadanos de Estados Unidos.

Leonel ya le puso un altar a su padre y todos los días le prende una veladora.

Pronto los hermanos se dieron cuenta que su vida cambió. Estaban preocupados por su padre y cómo saldrían adelante.

"Poquito por la renta, porque como mi pa le ayudaba mucho a mi mamá  como con la renta la comida y todo y con eso que apenas sucedió si era como algo diferente que iba a suceder. A mi novia también le conté y me dijeron que podía contar con ellos en lo que se necesitara y que tenía que ser fuerte, positivo y que no más era una pesadilla fea", relata Leonel Rendón.

A la madre, que nunca había trabajado, se le ocurrió improvisar en su casa una tienda.

"Empezamos a llamarle a la gente que estamos vendiendo cosas. Les contamos lo que nos ocurrió y les dijimos que sí nos podían venir a apoyar a ver lo que estábamos vendiendo a ver si se les ofrecía algo", dice Alexis.

Amalia ya fue a pedir ayuda al Gobierno americano para sostener a sus hijos que tienen la nacionalidad norteamericana.

"Me dijeron que no. Aunque yo les dije que yo no pensaba quedarme a vivir del gobierno. Yo solamente es mientras se me acomodan un poquito las cosas, mientras veo la posibilidad. Mientras vamos a decidir si nos vamos a ir a México con mi esposo o nos vamos a quedar aquí", comenta Amalia, madre de Alexis y Leonel.

"Si los niños nacieron en Estados Unidos, ellos tienen derecho por supuesto si están en un estado de vulnerabilidad de asistencia aquí en Estados Unidos. Y es así como el área de protección del consulado puede intervenir para brindarle asistencia jurídica. Si los niños están en una condición vulnerable nosotros como gobierno, intervenimos en poder ayudarles incluso en apoyo económico para cuando las familias se quedan desprotegidas", dice David Figueroa, cónsul de México en Los Ángeles.

Leo y Alexis están tristes y decidieron escribir una carta al Congreso para que les regrese a su papá. Lisa es una de las creadoras de la campaña ?Un deseo para las fiestas? asegura que el año pasado recibieron 5 mil cartas de niños. Este año la meta es recolectar 20 mil y que una delegación de niños las entregue en Washington.

"La crisis de las deportaciones y la separación de las familias afecta mucho a los niños, pero los niños casi nunca tienen la oportunidad de hablar de este tema asunto. Una de las metas principales es que los congresistas sepan cuál es el verdadero impacto de las políticas antiinmigrantes y las deportaciones en lo que es la próxima generación de líderes en este país. Independientemente de lo que suceda en las elecciones estamos mandando el mensaje tanto a los republicanos como a los demócratas de que esto es una crisis y tiene que haber soluciones", comenta Lisa Moore.

"Este es un problema muy grave que afecta, estimamos a 4 millones y medio de niños, que están creciendo en las sombras de esta irregularidad", dice Marcelo Suárez, UCLA.

Hace cinco años cuando la madre de Eliza iba por ella a la escuela fue detenida los agentes de migración la detuvieron y la deportaron. Entonces, ella era una niña de tan sólo 13 años.

"Todos me negaban todo, que no sabemos dónde está tu mamá, no sabemos, no sabemos y de repente me llegó una llamada y me dijo que estaba del otro lado, que la deportaron. Pensé que me estaba mintiendo, que era una broma, una broma bien fea y pensé, pero cómo, cómo me podía pasar a mí eso", recuerda Eliza.

Desde entonces su madre se sostiene vendiendo tamales en Tijuana para estar cerca de Eliza. Ya no quiso volver a su natal Oaxaca y no logró volver a cruzar la frontera.

Eliza en aquellos años de su niñez, no hablaba con nadie de lo que le sucedía hasta que supo que una de sus amigas estaba en la misma situación:

"Me sentía deprimida. No supe como aceptar la situación, sentí como si me abandonó. Como que no era real, como que si todo fuera una pesadilla, como si estuviera en un coma y que luego me iba a despertar e iba a estar mi mamá ahí."

De esa pesadilla, Eliza no ha despertado y recuerda los malos momentos que ha pasado:

"No tener esa persona diciéndote qué hacer, diciéndote qué hacer cuando tengas problemas de mujer. Fue difícil porque no teniendo a esa mujer y más no teniendo un padre también, me sentía más sola no sabiendo qué hacer o con quien hablar."

Ahora Eliza le emociona la posibilidad de que su madre vuelva a Los Ángeles.

"Me encantaría traerla pa' tras. Arreglar un departamento con ella y a ver qué hacemos porque tengo que recuperar ese tiempo que no tuve con ella, esos cinco años esos seis, siete años que no estuve con ella".

A ninguno de estos niños les emociona migrar a México, para reunirse con sus padres. Para ellos, este es un país ajeno en el que nunca han vivido.

Me acuerdo que a él de chiquito fuimos a visitar a la familia de mi pa y él no se quería bajar de los brazos de mi tío, porque decía que estaba sucio el piso, que tenía mucho lodo?, dice Alexis Rendón, hijo de padre deportado.

"No me gustaría porque tengo todos mis amigos acá.  Sé que la comida está buena allá, pero voy a tener que empezar otra vez con mis amigos, toda una nueva vida allá y aquí ya la tengo, llevo 11 años", comenta Leonel Rendón.

"A lo que yo tengo entendido México está pasando por una crisis fea económicamente, la guerra de los narcotraficantes que está muy fea. So, aquí los niños tienen mejor oportunidad de estudio para salir adelante", apunta Alexis Rendón.

"Todas las cosas que dicen de Tijuana que te podían robar, que hay muchas drogas y me asusté, y eran muchos rumores que dicen de Tijuana y dije mejor no me voy para allá", comenta Eliza Morales,  hija de madre deportada.

Eliza hoy trabaja, estudia y cada oportunidad que tiene cruza la frontera para visitar a su madre:

"Aunque esté ese muro ahí la familia siempre está en el corazón y está en la mente y de todos modos, aunque nos quieran separar, no pueden. No nos pueden separar."

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