NAIROBI, Kenia, feb. 18, 2013.- Un auto, o de 1995, o de 1985 -realmente no podemos distinguir bien- se abre paso en una mañana brumosa, en Nairobi, la ciudad más desarrollada de África.
Hace una hora, los aviones rojiverdes de Kenyan Airways se peleaban el espacio con aves de apariencia prehistórica, llamadas marabustoc.
A nosotros nos parecen increíbles: gigantes de color azul que esperan pacientes en las copas de los árboles horizontales que hay sólo en el África subsahariana.
"Son los pájaros más feos del mundo", responde Thomas, el taxista. "Lo bueno es que ya no hay tantos". Los acusa: los marabustoc se comen las ranas, los huesos de los animales muertos, hasta escarban en la basura.
¡Qué plaga!, unos pájaros enormes que nunca podrían verse en nuestro continente. ¿Cómo soñaríamos ver surcar un marabustoc en nuestro cielo?, como añoramos el águila Mexicana.
Thomas sigue manejando rumbo a la sede de Naciones Unidas en África. Al lado del vehículo aparece un primate atropellado.
Lo que ocurrió entre el aeropuerto y las oficinas centrales del PNUMA es un ejemplo a escala de la sociedad moderna: gobiernos, empresas y medio ambiente peleando a codazos los recursos.
Producción contra consumo: ¿Quién ganará en la carrera por el desarrollo?, es parte de lo que discuten ministros, empresarios, periodistas, en una cumbre sin adjetivos, sobre medio ambiente y desarrollo.
'En términos reales, el reto es encontrar cómo equilibrar el consumo con la producción. En este momento, al ritmo de crecimiento de las economías emergentes, estamos utilizando un planeta y medio', advierte Charles Arden Clark, ex director del Centro de Política Ecológica, un think-tank que presionó en los años 90 sobre los temas de lluvia ácida y granjas orgánicas.
Hoy, Charles Arden está al frente del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, en términos de producción.
Habla frente a unos 50 reporteros sobre la necesidad de aterrizar los temas urgentes, sobre conservación más allá de las cumbres internacionales y las mesas de los ministros. 'Es un asunto ciudadano', advierte.
Los políticos no están usando las mejores prácticas, aunque firmen los acuerdos. 'Lo que necesitamos', comenta Arden al equipo de Noticieros Televisa desplegado en Nairobi, "es un proyecto de largo plazo, una especie de intersección entre estados, negocios, y, sobre todo, la sociedad civil".
CIUDADES Y FUTURO
Serán las ciudades las que decidan qué ocurrirá con el futuro del planeta. A mediados del siglo pasado, sólo había dos ciudades con más de 10 millones de habitantes: Tokio y Nueva York.
Hoy hay 20 megalópolis, incluida la Ciudad de México y la zona conurbada, y más de 1,500 ciudades de mediano tamaño con altas expectativas de crecimiento.
Daniel Amlau, el ministro de Medio Ambiente de Ghana, asegura que es en las comunidades donde se gestará el verdadero cambio y se hará la conversión de tierras de explotación, a tierras de cultivo, a tierras de turismo, reconoce la autoridad 'verde' de un país amenazado por la desestabilización, y hoy en la ruta de convertirse en otra potencia turística en África.
Según Yunus Arikan, el director de ICLEI, la red mundial de Ciudades, el papel de los presidentes municipales y los delegados en la transformación de las ciudades es toral.
"Es un negocio: sobre nosotros y nuestro futuro. Si seguimos contaminando, no veremos más árboles a nuestro alrededor, y no lo verán nuestros hijos", dice Yunus, un joven ingeniero turco, quien tiene en sus manos la tarea de proporcionar a las ciudades orientación sobre mejores prácticas medioambientales.
"Es tomar en nuestras manos el futuro, si queremos ver los pájaros surcar nuestros cielos", dijo Yunus. Es verdad. Recordamos a los bellos marabustoc de Nairobi, e imaginamos cuán felices serán los niños de Kenia si los pájaros más feos del mundo, logran sobrevivir entre los motores y la basura, algunos años más.
MLV
[[order]] [[autor]] escribió el [[time | date DD/MM/YYYY HH:mm]]
[[comment]]