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LIMA, Perú, Ene. 6, 2012.-Un viejo refrán dice que así como no hay perro sin pulgas, tampoco hay país sin corrupción. Este mal, en muchos casos es endémico.
Es lo que pasa en Perú, donde la corrupción, muchas veces, se ha instalado en las cumbres más altas del poder.
Durante el decenio de Alberto Fujimori, de 1990 al año 2000, su asesor, el ex militar y abogado Vladimiro Montesinos tejió una red de corrupción que hoy, 12 años después, todavía sigue haciendo noticia.
"Acabamos de hacer un estimado y se le debe al Estado, solo en procesos de corrupción para el caso Fujimori- Montesinos, mil millones de nuevos soles. Nadie paga", indicó el procurador anticorrupción, Julio Arbizu Gonzáles.
Son más de 200 los procesos que la justicia peruana ha llevado a cabo para lograr recuperar algo del dinero robado y para enviar a la cárcel a los funcionarios, políticos, ministros y autoridades corruptas.
Cómo habría sido de gigantesco el aparato de corrupción, que el procesado Vladimiro Montesinos tiene que devolver al país cerca de 300 millones de nuevos soles por reparación civil.
Pero el ayer poderosísimo asesor Vladimiro Montesinos, calificado como el Rasputín de Alberto Fujimori o el poder tras el trono, no ha pagado nada.
La deuda del ex presidente Fujimori es menor, pero igualmente importante. Le debe al país la suma de 27 millones de nuevos soles.
Una auténtica danza de millones al compás de la corrupción.
El procurador Julio Arbizú, calculadora en mano, sostiene además que el monto de mil millones de nuevos soles no contempla las reparaciones civiles impuestas, en otros casos de corrupción.
En el peor de los temas, algunos de los corruptos ya sentenciados sólo han realizados pagos a consignación, pero el mayor desparpajo es que en un buen número de juzgados el poder judicial ha permitido el pago de solo uno o dos soles mensuales. Esto es, menos de cincuenta céntimos de dólar.
Otros expertos sostienen que si bien se ha cuantificado el monto de la corrupción, lo que no se ha estimado aún ha sido el impacto de estos actos delincuenciales en el accionar de la administración pública.
Como quiera que los corruptos no guardan su plata en los bancos locales, sino en los paraísos fiscales del exterior, hasta el momento solo se ha podido identificar y congelar 8 millones de dólares en Luxemburgo y un millón de euros en Panamá.
De las otras grandes sumas de dinero, que salieron en maletas y valijas de doble ancho, no se sabe nada.
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