Al menos 180 muertos por inundaciones en Filipinas

Por Agencia | Fuente: EFE | 2011-12-17

Las inundaciones ocasionadas por la tormenta tropical 'Washi' han dejado 180 muertos y al menos 375 desaparecidos

MANILA, Filipinas, dic 17, 2011.- Al menos 180 personas han muerto y otras 375 se dan por desaparecidas en las graves inundaciones que han causado en el sur de Filipinas las copiosas lluvias, acompañadas de fuertes vientos, de la tormenta tropical "Washi".

Las autoridades prevén que el número de víctimas mortales aumentará a medida que progresen las operaciones de búsqueda y rescate en la región septentrional de la isla de Mindanao.

De momento, los equipos sobre el terreno han encontrado 97 cadáveres en la ciudad de Cagayan de Oro, otros 75 en Iligan, cinco más en la provincia de Compostela Valley y el resto en la provincia de Zamboanga del Norte.

Las víctimas fallecieron ahogadas, salvo los cinco mineros de Compostela Valley que perdieron la vida en avalanchas de tierra.

Las explotaciones mineras, muchas de ellas ilegales, abundan en Compostela Valley, una provincia situada en al noreste de Mindanao y con una población de unas 640 mil personas.

"Las inundaciones son enormes (...) las tormentas golpean ocasionalmente esta región y probablemente la población se descuidó", dijo el director del Consejo Nacional de Prevención y Respuesta de Desastres, Benito Ramos.

Compostela Valley se encuentra en el noreste de Mindanao y tiene una población de unas 640 mil personas, mientras que Zamboanga del Norte se halla en el noroeste y acoge a más de 900 mil. Entre ambas se levantan Cagayan de Oro, con medio millón de habitantes y capital de la provincia de Misamis Oriental, e Iligan, con unos 300 mil habitantes, dentro de Lanao del Norte.

Cagayan de Oro e Iligan, las poblaciones más afectadas y ambas zonas portuarias, tuvieron en su contra que la subida de la marea agravó las riadas.

El alcalde de Iligan, Lawrence Cruz, dijo que las inundaciones sorprendieron a los habitantes de su población cuando dormían y que el agua al subir desbordó los sumideros en cuestión de minutos.

En una hora, el agua en las zona más anegadas tenían un metro de altura, según Cruz.

Algunos tuvieron tiempo para alejarse de sus hogares, otros se refugiaron en el techo de la vivienda y los que menos suerte corrieron se perdieron con el torrente de agua.

El filipino Bryan Cabillo declaró a los medios locales que su esposa y tres hijos fueron arrastrados por la corriente cuando destruyó su casa situada en una barriada de Cagayan de Oro.

Las riadas desmantelaron chamizos y chabolas, anegaron edificios de cemento y arrastraron coches, motos y toneladas de basura.

Un división armada, formada por unos 10 mil soldados, y tres helicópteros colaboran en las operaciones de rescate en Cagayan de Oro y una segunda división está desplegada en Iligan con el mismo cometido.

Además, embarcaciones de la Armada, el Servicio de Guardacostas y la flota pesquera se coordinan para localizar a los desaparecidos.

El departamento de Bienestar Social informó de al menos 100 mil personas desplazadas, de las que 20 mil están en los centros de acogida que se han improvisado en Cagayan de Oro.

La cifra exacta de desplazados es provisional porque aún hay zonas anegadas, aldeas parcialmente sumergidas y barriadas pobres que han desaparecido tras las riadas, donde recabar datos es difícil.

Numerosas carreteras han quedado cortadas, puentes intransitables y miles de pasajeros están bloqueados en estaciones de autocares y puertos.

"Washi", con vientos de 75 kilómetros por hora y copiosas lluvias, atravesará Palawan, en el oeste de Filipinas, y se adentrará en el Mar de China Meridional el domingo, si mantiene su curso actual.

Más de un centenar de personas murió en Filipinas los pasados septiembre y octubre por el paso consecutivo de los tifones "Nesat" y "Nelgae" por la región septentrional del país.

Los expertos de las agencias internacionales identifican el chabolismo como el principal factor del gran número de víctimas que causan en Filipinas los desastres naturales y que evidencian el mal estado de las infraestructuras.

La incontrolada deforestación también favorece las riadas y avalanchas de tierra que son frecuentes durante la estación lluviosa que por lo general comienza en mayo y concluye en noviembre.

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