Gadafi avanza en la guerra civil de Libia

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas decidió intervenir de forma tardía y dio ventaja a Gadafi

CIUDAD DE MÉXICO, México, mar. 19, 2011.- La guerra civil de Libia es ejemplo de estrategia militar y buen manejo de las oportunidades en el terreno y en cada combate. En un principio, todos pensábamos que Muammar Gadafi no podría resistir los embates y ofensivas de los insurgentes, quienes en muy poco tiempo lograron ocupar gran parte de la zona Este del país, en donde precisamente se encuentran los más importantes yacimientos petroleros y sus refinerías.

Gadafi fue paciente y los dejó avanzar.La frontera con Egipto se abrió para que decenas de periodistas dieran cuenta de lo que parecía la caída de un régimen que ha estado en el poder 42 años.

La llegada de los medios internacionales y la aparición de los revolucionarios en las primeras planas y en los primeros minutos de cada noticiero hacían pensar al mundo entero que luego de Ben Alí, el de Túnez; y Hosni Mubarak, el de Egipto, lo que estaba sucediendo en Libia era un nuevo éxito de la insurgencia, de los pobres contra los poderosos, de los jóvenes intelectuales contra los dictadores que no desean dejar el manejo de países hundidos en la pobreza.

Sin embargo, este espejismo ha ido desapareciendo.Gadafi ha sido muy inteligente, sin lugar a dudas, y aprovechando la benevolencia y lentitud del Consejo de Seguridad de la ONU para adoptar una decisión luego de más de 20 días de guerra, recuperó sus fuerzas, hizo uso de su importante equipamiento militar y poco a poco ha ido replegando a unos revolucionarios más llenos de ilusión que de oficio militar, preparación o como le queramos llamar.

Vivimos en Benghazi 5 días y pudimos sentir un ambiente de júbilo en donde hombres, niños y muchas mujeres, se sentían vencedores de esta revolución.

En donde la libertad de expresión se notaba en cada esquina y en donde la manipulación de los medios locales ha sido tan evidente que todos pensaban haber vencido al odiado Gadafi.

Pero sin duda, la realidad es muy distinta.Dos días le bastaron al régimen para retirar a los revolucionarios de la importante ciudad de Ras Lanuf. Y digo importante porque en ese lugar está una de las refinerías más estratégicas del país.

Y de ahí, los combates se fueron a Misratah y luego a El Brega, de donde sale el 60 por ciento de la electricidad de Benghazi.La derrota está anunciada desde entonces sin que a las fuerzas leales al régimen les esté costando mucho trabajo recuperar todo lo que dejaron perder momentáneamente, como para hacer pensar a miles de ingenuos que Gadafi estaba siendo derrotado y darse cuenta de forma inmediata quienes son los que apoyan al régimen de Trípoli y quienes son capaces de una revuelta.

Mal para la insurgencia, que teniendo tanto entre sus manos, solo fuera por poco tiempo. Simplemente, el 80 por ciento del petróleo que produce Libia se encuentra en el territorio que controlaron.

Anunciaron su compromiso de no quedar mal con las empresas dedicadas al sector pero fue evidente que no cuentan con el personal y que no son suficientes algunas Kalashnikovs y baterías antiaéreas para hacer frente a un ejército bien preparado. Gadafi no tarda en recuperar Benghazi, la segunda ciudad más importante del país y que hasta este momento sigue bajo el poder de la insurgencia.

Ahí será la peor de las batallas, motivo por el que la prensa internacional fue sacada de la zona gracias a la intimidación, el acoso y el asesinato de un camarógrafo de la televisora árabe Al Yazira.

Difícil que se vaya a poder dar cuenta periodística de lo que ahí va a pasar, del número de personas que perderán la vida tratando de mantener vivo un ideal que desde un principio estaba perdido.

Quizás debieron iniciar esta guerra de otra forma y no pensando que los intereses económicos de Gadafi en el extranjero eran tan débiles como los de Mubarak.Nunca olvidaré las lágrimas de las mujeres que hablaron con nosotros en la manifestación de Benghazi reclamando libertad de expresión y fin del régimen.

Nunca olvidaré a esos niños cargados por sus padres y gritando a favor del movimiento insurgente, nunca saldrá de mi memoria el grito de libertad de todos esos jóvenes que están dispuestos a irse al frente de guerra a pesar de no tener más de 17 años de edad.

Estoy seguro que la caída de Benghazi nos llenará de tristeza, la cual será todavía más profunda cuando ese país del norte de África empiece a vivir rodeada de atentados suicidas, jóvenes temerarios de dar la vida por mantener esta lucha y mujeres aún más escondidas en su velo para evitar ser reconocidas entre las que se manifestaban.

La guerra civil de Libia apenas empieza y seguramente lo peor está por venir con un Gadafi fortalecido y con toda certeza de saber quienes están con él y quienes en su contra.

La decisión del Consejo de la ONU de prohibir los vuelos sobre el territorio llegó tarde casualmente; ya que, así no rompen tajantemente con los intereses económicos que durante años han mantenido con Trípoli.

Su tardanza permitió el avance del ejército, la recuperación de muchas ciudades y dar las facilidades para que el régimen esté a un paso de ahorcar al enemigo. Un enemigo inexperto, débil y sin el apoyo suficiente como para enfrentar su futuro inmediato.