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LIMA, Perú, ene. 25, 2011.- En Perú los pacientes de cáncer experimentan un doble vía crucis. Enfrentar su enfermedad y pagar los más altos precios en las medicinas que combaten su mal.
Cada año, 14 mil personas mueren víctimas de este flagelo social. El cáncer es la principal causa de muerte entre las personas de edad mediana y los niños, después de los accidentes de tránsito.
En la década de los setenta, en Estados Unidos, el presidente Richard Nixon le declaró la guerra al cáncer, pero cuarenta años después los factores ambientales que producen la enfermedad se han multiplicado en el mundo y entre sus agentes modernos figuran los vapores de diesel, pesticidas y contaminantes del aire.
Lo que más ha progresado sí, es el desarrollo de medicinas contra el cáncer, un esfuerzo altamente rentable para las más poderosas industrias farmacéuticas.
No obstante, en el caso peruano, según denuncia del Ministerio de Salud, unas 77 importadoras de medicamentos oncológicos han monopolizado el mercado de la venta de anticancerígenos y han elevado sus precios, como nunca antes había ocurrido en ninguna nación sudamericana.
En el 2002, el gobierno de Perú liberó a los importadores farmacéuticos de impuestos y aranceles para que las medicinas oncológicas redujeran sus precios en un 22.9 por ciento, pero nueve años después, lejos de bajar los precios, éstos han subido 64 por ciento.
Expertos en medicina social han advertido que las transnacionales no sólo no trasladaron el beneficio al consumidor sino que impiden la competencia.
Entre los productos que han disparado sus precios figura el interferón Alfa 2B.Antes, costaba 19.8 dólares hoy vale 31.3 dólares. Esto es un alza desproporcionada del 58 por ciento.
El ministro de Salud, Oscar Ugarte, confirmó que ninguno de los distribuidores farmacéuticos ha trasladado el beneficio de la reducción de impuestos y aranceles a los pacientes. Una primera investigación que se hace en diez años para evaluar el índice de precios de las medicinas deja mal parada a esta industria. Y las alzas son más significativas cuando se trata de medicinas biológicas de última generación.
Para atacar el mal, con medidas drásticas, el gobierno peruano ha pedido la intervención de los organismos de defensa de los consumidores y de la Fiscalía que pena estos delitos. Simultáneamente, impulsará la importación paralela por parte del estado para competir con los importadores privados.
No se sabe quién ganará en esta nueva lucha contra el cáncer. Se conoce sí a los perdedores, el estado que ha dejado de percibir 16.5 millones de dólares por impuestos exonerados y los miles de pacientes que pagan a precio de oro sus medicinas para combatir el terrible mal.
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