Prisión Preventiva (Parte 1)

Por Aldo Meza | Fuente: Noticieros Televisa | 2013-06-19

Prisión Preventiva (Parte 1)

Esta es la historia de Zenaida una mujer indígena mixteca acusada de un homicidio que su esposo cometió

"Desde niños, mi padre siempre nos enseñó que todos nacimos iguales y que nadie está por encima de los demás. Pero, ahora sé que eso no significa lo mismo para todos", recuerda Zenaida Pastrana, indígena mixteca.

"Una violencia institucional que se vive en el caso de Zenaida, contra las mujeres", explica Fabio Pluma, coordinador Jurídico de Asilegal.

"No tenía idea clara de qué la estaban acusando", considera Víctor Martínez, asistencia legal por los Derechos Humanos.

"Doble estigmatización que se tiene con las mujeres privadas de libertad", afirma José Luis Gutiérrez, director de Asilegal.

Tímida y con voz suave, así pronuncia su nombre.

Su mirada es profunda, pero también llena de desconfianza para quien se le acerca.

Y no es para menos.

Zenaida, estuvo en prisión nueve años 6 meses, acusada de un delito que no cometió.

"Mi hermana estaba en la cárcel pagando la culpa de otra persona, no es culpa de ella", explica Felipe Pastrana de la Cruz, hermano de Zenaida.

La condena de Zenaida, comenzó en Copanatoyac, su pueblo natal, ubicado en la Montaña de Guerrero.

Una comunidad indígena mixteca pobre y olvidada.

Una tarde de 2003, Zenaida, entonces de 37 años de edad, salió a comprar refrescos, mientras su esposo y otro hombre bebían alcohol en su casa.

"Y cuando regresa, tiempo después, ve una multitud en su casa y a decir de ella, estaban todos los vecinos ahí y le empiezan a decir que ella había matado a una persona que se encontraba tirada en el interior de su domicilio", relata José Luis Gutiérrez, director de Asilegal.

Tras darle muerte al otro hombre, el esposo escapó. Pero la comunidad quiso linchar a Zenaida.

"Los vecinos se juntaron y me detuvieron y me empezaron a apedrear. Dijeron que yo era culpable solo por ser la esposa de quien lo había matado".

"Y ahí empezaron a sacar lazos, la amarraron a un poste, le dieron piedras", recuerda el hermano de Zenaida.

La Policía la detuvo sin orden de aprehensión y la trasladó al Ministerio Público de Tlapa, Guerrero.

"Zenaida estuvo toda una noche en la camioneta que la transportó sin alimentos, sin bebidas, lo que nosotros, por supuesto, calificamos como tratos crueles, inhumanos y degradantes", dice el director de Asilegal.

En el desahogo de pruebas, nunca tuvo un traductor. En Guerrero, el 15 por ciento de la población es indígena y dos de cada diez no habla español como ella.

"Ella ni entendía español, porque no fue a la escuela, es una persona inocente, en lugar de contestar bien, contestó puro sí, puro sí", asegura su hermano.

El Ministerio Público incurrió en varias irregularidades durante la investigación de este caso, por ejemplo, la fabricación de pruebas al decir que Zenaida había sido detenida al interior de su hogar en presencia de sus dos hijas, cuando Zenaida no tenía hijas.

"Y con estos elementos la consignan ante el juez de primera instancia", agrega el director de Asilegal.

Así ingresó a prisión, sin entender qué había pasado, pero ya con una primera sentencia de 30 años por el delito de homicidio.

"Zenaida se convierte en la presa perfecta de ese tipo de abusos, porque desgraciadamente y hay que decirlo: es mujer", lamenta Víctor Martínez, asistencia legal por los derechos humanos.

Sin embargo, su defensa apeló la sentencia cuatro veces.

Finalmente en abril de este año, salió libre tras ser absuelta del delito de homicidio.

Y todo quedó en un "usted disculpe".

Una disculpa por parte del poder judicial del estado por haberla tenido detenida, por esta acusación que se le hizo.

Zenaida fue víctima del abuso de la prisión preventiva, ya que las autoridades esperaron del 2003 hasta el 2013 para demostrar su culpabilidad, o para que ella comprobara su inocencia, como finalmente sucedió.

Pero en el estado de Guerrero el 60 por ciento de los indígenas en prisión no tienen sentencia.

"Zenaida Pastrana estuvo nueve años y seis meses antes de obtener una sentencia definitiva, un abuso de la prisión preventiva completamente grave que es una peculiaridad, regularmente que sucede en los casos de personas indígenas", asegura José Luis Gutiérrez, director de Asilegal.

Pero, tras recuperar su libertad, regresó la alegría para ellos. Para toda la familia de zenaida. Para su hermano, Felipe, quien fue su intérprete, su gestor, su consuelo.

"Ahora sí, ya estamos contentos, hasta estamos tomando agua buena, porque lo que afectaba ya salió, ya salió pues".

Para su padre, que sin comprender qué pasaba realmente, siempre los acompañó, pese a su edad.

Y para Zenaida, quien sabe que mientras más oscura sea la noche, más cerca está el amanecer.

"Y amaneció para mí. Soy libre".

Hasta el momento, nadie ha sido detenido por el homicidio, del que Zenaida fue absuelta.

De su esposo, ella no volvió a saber nada.

 

AGHO

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