En lo alto de la entrada a Paramuén, Michoacán, una manta revela la indignación y el hartazgo de la comunidad ante las extorsiones y crímenes cometidos por la delincuencia organizada.
"No es posible que nos estén quitando el poco dinero que la gente trabaja, quieren cobrarles cuota ya por el maíz, por el aguacate", dijo Toña, habitante del pueblo.
La comunidad ha pedido reiteradamente el auxilio de las autoridades municipales y estatales.
"El de hacer una policía comunitaria porque la delincuencia organizada nos ha estado fregando con cuotas. Nos levantan a la gente y no es justo que trabajemos para personas flojas. De antemano, quiero aclarar que hemos platicado mucho con el gobierno del estado y nada más minimiza", aseguró Luis, otro residente de Paramuén.
Los agricultores señalan la indiferencia de las autoridades.
"Nos hemos unido porque realmente, solamente así nos podemos quitar a los que venían a cobrar el dinero", dijo Hilario, un habitante desesperado.
El crimen organizado les exigió cuotas.
"Donde quiera, para vender el aguacate nos extorsionan, nos amenazan, nos secuestran, nos matan y ya no hayamos que hacer", aseguró Edmundo.
Los delincuentes llegaban hasta las huertas para dejar el mensaje.
La organización criminal que opera en la zona les fijo cuotas por hectárea de aguacate.
Ante el temor de un ataque, las 16 comunidades instalaron lo que llaman puertas de acceso. Alrededor de 20 hombres y mujeres armados vigilan cada entrada las 24 horas.
MCT
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