Cómo esconderse de Dios (en el México del siglo XXI)

'Cómo esconderse de Dios', un retrato de la Nueva Jerusalén, un poblado de tres mil habitantes en Michoacán regido por estrictas reglas religiosas, al margen del Estado mexicano

Lourdes Esther va caminando un poco más rápido de lo que acostumbran quienes viven en Nueva Jerusalén, un poblado de tres mil habitantes en el estado mexicano de Michoacán, un sitio donde no se aplican las leyes de la Constitución nacional, sino que rige un puñado de estrictas reglas religiosas supuestamente dictadas por la Virgen del Rosario a través de frecuentes apariciones.

Lourdes deja atrás la ermita donde le enseñaron que, desde antes de que ella naciera, Santa María empezó a visitar la Tierra. Da largas zancadas sobre el pavimento de la única avenida "dos carriles de ida, dos de vuelta, camellón con arbolitos" de la pequeña localidad con población entre pobre y de clase media, cuyas creencias contrastan con las de un país abrumadoramente católico que apenas cuenta con algunas comunidades de mormones al norte y un creciente protestantismo en la frontera sur.

En Nueva Jerusalén, se vive en voto de silencio, tanto que en las calles se escuchan el viento y las pisadas. Lourdes parece ser hoy la única emocionada. Conforme avanza, sus oídos descubren a lo lejos la música instrumental que estalla de unos megáfonos, quizá más antiguos que las apariciones virginales, que cuelgan de la horrenda torre-mirador de once pisos cilíndricos que se levanta justo en la entrada (hoy para Lourdes es la salida) del poblado. Ni de reojo voltea a ver al grupo de hombres a su derecha, en pantalón de mezclilla y camisa a cuadros, que "serios, callados, amenazantes" resguardan la sencilla oficina de la Encargatura del Orden, sede de la mayor autoridad política de la localidad. Baja la mirada como le obligan las normas. La esconde tras los pliegues del velo que le cubre la cabeza y le hace sombra sobre el rostro sin una gota de maquillaje. No va más rápido porque no le deja el hábito como de monja que tapa el resto de su cuerpo. El atuendo es rosa, como el de las demás jóvenes del grupo al que pertenece, el de "Las Doncellas". El sometimiento remite casi a las burkas de Afganistán.

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