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LONDRES, Inglaterra, oct. 26, 2012.- Fue en marzo pasado cuando Fabrice Muamba, jugador del fútbol inglés, ahora retirado, estuvo a punto de morir en el campo de juego. Fue gracias a un desfibrilador que salvó su vida.
Muamba colapsó en pleno partido, se necesitaron 15 choques eléctricos para que su corazón volviera a latir, técnicamente murió por 78 minutos.
Ahora, el ex-futbolista se ha unido a una campaña que busca colocar desfibriladores en todos los lugares públicos del Reino Unido como escuelas, iglesias, metro o donde haya muchas tiendas.
"Tenemos que asegurarnos de que están por todos sitios y que el público reciba entrenamiento", dice Fabrice Muamba.
Se estima que sólo en Reino Unido, alrededor de 100 mil personas mueren anualmente por paros cardíacos conocidos como "muertes súbitas". Muchas de esas vidas podrían salvarse si hubiera desfibriladores a la mano.
Y es que una vez que ocurre el ataque al corazón, se tienen en promedio máximo 8 minutos para actuar. Por ello la importancia de estos aparatos, que además son fáciles de usar.
En cuanto a Fabrice Muamba, un desfibrilador interno le fue colocado dentro del pecho, que monitorea su corazón todo el tiempo y en caso de necesitarlo, le da un choque eléctrico para que retome el ritmo.
Los médicos que se lo colocaron, describen este desfibrilador interno como el "tener un paramédico al lado todo el tiempo".
El profesor Richard Schiling, experto en desfibriladores, dice:
"Son excelentes para pacientes de alto riesgo, que tengan cicatrices grandes en el corazón o que hayan tenido ataques cardíacos recientes que los hacen más vulnerables. El tener uno implantado sin duda hace que la gente viva más tiempo".
Un desfibrilador eleva la posibilidad de salvar la vida de alguien que ha sufrido un ataque al corazón de un 5% a un 50%. las cifras hablan por sí mismas.
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