Siria en la mira

Por Carla Aguirre | Fuente: FOROtv | 2012-07-25

Niño herido en Siria

La prensa y las publicaciones especializadas en asuntos internacionales coinciden en que el conflicto en Siria ha llegado a un momento decisivo. El fin del gobierno de Bashar Al Assad se acerca, sin embargo, la caída del régimen no garantizará un alto a la violencia

CIUDAD DE MÉXICO, México, jul. 25, 2012.- Siria ocupa en estos días portadas y columnas de análisis en los medios internacionales.  El conflicto en este país del Medio Oriente, iniciado hace 17 meses como parte de la ola de movimientos sociales que tuvo su epicentro en  Túnez, se ha recrudecido durante las últimas semanas. Lo que inició como un movimiento de protesta pacífica se fue tornando en un conflicto armado, en respuesta al uso excesivo de la fuerza por parte del Estado.

Publicaciones como The Economist y Foreign Policy apuntan a que la llegada de la lucha armada hasta la capital, Damasco, así como el fuerte golpe a la cúpula del régimen de Bashar Al Assad,  con el atentado en el que murieron hombres clave del equipo de seguridad y defensa el pasado 18 de julio, sugieren que el mundo debe prepararse para el fin del régimen.

Martin Chulov en The Guardian y Kurt Shillinger en The Christian Science Monitor coinciden en que el balance de poder en Siria cambió de forma decisiva con este atentado.

Diversos analistas convienen que la oposición se ha ido fortaleciendo y ha logrado durante los últimos meses llevar a  cabo operaciones planeadas cuidadosamente,  utilizando datos  provenientes de informantes dentro del régimen.  Fred Kaplan en The Slate apunta que mientras la oposición cobra impulso, la falta de confianza entre los miembros del gobierno es una de las principales debilidades del régimen de Assad.

Cabe recordar  que este martes 23 de julio se  confirmaron deserciones de figuras importantes del régimen de Assad, como es el caso del General Manaf Tlass, ex integrante de la Guardia Republicana de Siria quien se convierte en el primer integrante del círculo cercano de Assad en desmarcarse, así como de Lamia al Hariri, enviada de Assad a Chipre. De acuerdo a información publicada por Al Jazzera,  la renuncia de Hariri es también significativa dado que es la sobrina del vicepresidente sirio.

Foreing Policy

Así, la prensa internacional coincide en que mientras el balance militar y el sentimiento popular se cargan contra el gobierno, la diplomacia internacional  parece irrelevante. Los buenos oficios del mediador de Naciones Unidas, Koffi Annan,  se perciben como destinados al fracaso. Richard N. Hass, presidente del Council on Foreign Relations, señala que el plan de paz de Annan no tiene posibilidad de ser aceptado.

En este escenario, surgen nuevamente los cuestionamientos entorno a la actuación de la comunidad internacional ante una guerra civil que ha dejado 17,000 muertos, así como un 1.5 millones de desplazados internos y 150,000 refugiados según las últimas cifras de ACNUR.

Hass sugiere incluso poner una moratoria al uso del concepto de la "comunidad internacional" ante las divisiones existentes entre China y Rusia, por un lado, y Estados Unidos y diversos países por otro.

Michael Ignatieff, en su ensayo en The New York Review of Books, lleva este argumento incluso más lejos, y plantea que Siria es el punto en que Occidente debe ver al mundo  dividido en dos, ya que este conflicto se libra entre una alianza débil de democracias capitalistas y dos regímenes  despóticos autoritarios, Rusia y China, que  apoyarán a la tiranías como Siria donde sea su interés hacerlo. Ignatieff argumenta  que el caso de Siria  nos dice que ha llegado el fin de la era de la intervención humanitaria, así como del concepto de la "responsabilidad de proteger" de la "comunidad internacional", ya que países como China y Rusia no comparten esta visión.

En este escenario, tanto Hass como Marc Lynch en sus artículos en Foreign Policy y CNN coinciden en que Estados Unidos debe enfocarse en apoyar a la oposición siria, haciendo presión a través del aislamiento, las sanciones internacionales y el enjuiciamiento a los responsables de crímenes de guerra. Kaplan concuerda con esta estrategia y advierte que el apoyo a la oposición no debe ser de manera tal que permita a Assad deslegitimarla mediante el argumento de que se trata de agentes occidentales.

Los focos rojos se encienden en la prensa internacional ya que se advierte que la caída del régimen de  Assad no será el fin de la violencia en Siria. Expertos coinciden en el riesgo de un conflicto sectario.

Marc Lynch alerta que el fin del régimen puede ser el inicio de una mayor violencia, en un país profundamente polarizado e inundado por las armas, a lo que se suma la fragmentación entre los diferentes grupos de la oposición. Por su parte, Kaplan asegura que, en cualquier escenario, la violencia persistirá.

En el mismo sentido, Tony Karon en la revista TIME, asegura que además del conflicto sectario, se advierten como riesgos ante la caída del régimen: que los jihadistas llenen el vacío de poder;  la falta de control  sobre las armas químicas; y la inestabilidad regional  por la redefinición de fronteras.

The Economist

The Economist añade a los factores de riesgo sobre el futuro de Siria y la región a los refugiados y que este  país puede ser un foco de rivalidad  entre Irán, Turquía, y el mundo árabe. Martin Chulov argumenta que 40 años de un régimen corrupto que gobierna a través del miedo dejarán un fuerte vacío, ya que las corroídas instituciones estatales  caerán con él, en un estado policial que limitó el desarrollo de la sociedad civil.

Bruce Riedel en The Daily Beast añade que dado que la guerra civil en Siria ha intensificado las tensiones sectarias, una de las prioridades de la comunidad internacional  después de la caída del régimen de Assad debe ser la protección de la minoría alauita de la venganza de la mayoría sunnita.  Resulta necesario tener presente que Bashar Al Assad pertenece a la minoría alauita, facción del islamismo chiita, que representa únicamente el 12% de la población total de Siria y que ha dominado la vida política del país durante los últimos 48 años. Al respecto, Katie Paul, en Foreign Affairs argumenta que el poder desproporcionado que poseen los alauitas hará difícil que acepten perder el liderazgo sin luchar.

En este escenario, Josh Rogin en Foreign Policy revela que durante los últimos 6 meses, representantes de la oposición en Siria se han venido reuniendo en Alemania, bajo la tutela del Instituto para la Paz de Estados Unidos, con financiamiento del Departamento de Estado, del Ministerio de Asuntos Internacionales de Suiza, así como de organizaciones de la sociedad civil holandesas y noruegas,  para definir un proceso de transición para la Siria post- Assad. Este grupo aclara que no busca derrocar el gobierno, sino plantear las bases de la transición y evitar el caos. El grupo señala que ha buscado no hacer muy visible el rol de los Estados Unidos, ya que daría a Assad los elementos para deslegitimar el proceso.

Stephen Starr en Foreign Policy lanza la advertencia de que la complicada naturaleza del conflicto sirio, que incluye el problema sectario, sumado a los obstáculos para el ejercicio periodístico, favorece una visión simplista de los acontecimientos por parte de los medios de comunicación.

Imágenes:

The Economist

Foreign Policy

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