CIUDAD DE MÉXICO, México, jul. 11, 2012.- Hace justamente cuatro años empezaron los problemas. El gobierno de Estados Unidos rescató un banco de inversión que estaba en dificultades. Tres meses después, se quiso hacerlo con otro, y todo se vino abajo. Primero Estados Unidos, que aunque se ha recuperado, no logra generar empleos; luego Europa, que ha entrado en una crisis de deuda que va a tardar en resolver, con sufrimiento incluido.
Ahora son los emergentes. China se estanca, lo mismo que India, y eso ha puesto a Brasil en una situación delicada. Argentina está ya al borde de la catástrofe.
México, en cambio, tiene frente a sí grandes oportunidades. Finanzas sanas, mano de obra calificada, condiciones razonables que, frente a las dificultades de los demás, resultan muy atractivas.
El primero de julio los mexicanos decidimos el cambio de gobierno y votamos por los acuerdos. La madurez mostrada por los ciudadanos queremos verla en el gobierno. Es momento de una transición fluida entre la administración que sale y la que entra. Tenemos una gran oportunidad que podremos aprovechar si tomamos unas pocas decisiones que hemos pospuesto: la reforma política definitiva, la reforma hacendaria, la modernización del sector energético y de la política social.
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