Grupos de México y EU compartieron sistema arquitectónico

Por Agencia | Fuente: Cortesía | 2011-09-19

Estudios revelan que la arquitectura conocida como casas en acantilado, no sólo fue propia de pueblos de Chihuahua, sino también de los que se asentaron en Utah y Colorado, en EU

INFORMACIÓN E IMAGEN CORTESÍA DEL INAH


DURANGO, México, sep 19, 2011.- Investigaciones recientes en la sierra de Durango indican que la arquitectura conocida como casas en acantilado, realizada en el interior de cuevas, fue utilizado por diversas poblaciones prehispánicas que se desarrollaron en la Sierra Madre Occidental, y no sólo por la Cultura Casas Grandes, en Chihuahua, como hasta ahora se creía.

Este tipo de arquitectura, que se desarrolló alrededor de 1000 - 1500 d.C., y se caracterizó por la construcción de viviendas en el interior de los abrigos rocosos, estuvo presente en casi todos los antiguos grupos que habitaron en el altiplano norte, desde el sur de Durango y Zacatecas, hasta Utah y Colorado, en Estados Unidos.

El arqueólogo José Luis Punzo, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), realiza desde 2007 una investigación para entender por qué los grupos que habitaban la sierra edificaron sus casas en el interior de las cavidades rocosas, y generaron un tipo de arquitectura estrechamente relacionada con el paisaje de la sierra.

Punzo es responsable del Proyecto de Investigación y Conservación de las Casas en Acantilado de la Cueva del Maguey, en la sierra de Durango, y señala que "parece ser una respuesta humana ante los factores ambientales, particularmente para protegerse de las bajas temperaturas que durante el invierno llegan a los 30 grados bajo cero en la región".

Mediante este sistema constructivo, dijo, los antiguos pueblos lograron mitigar el frío extremo;  "entre los resultados de este estudio, se identificaron diferencias en la temperatura de casi 10 grados, entre el interior y el exterior de la cueva; por lo cual dichos espacios representaron el lugar más seguro para protegerse".

Un ejemplo claro de este tipo de arquitectura, citó el arqueólogo Punzo, es el sitio arqueológico la Cueva del Maguey, ubicado en la Sierra Madre Occidental, dentro de las barrancas del municipio duranguense de Pueblo Nuevo; abarca una extensión de un kilómetro lineal, en el que hay una secuencia de cinco cuevas con construcciones de dos pisos que alcanzan hasta los cuatro metros de altura, que fueron elaboradas con un tipo de arquitectura de tierra llamado bajareque, y que las hace singulares.

El investigador del INAH abundó que de acuerdo con los análisis realizados con el método de fechamiento de carbono 14, se determinó que las casas en acantilado de la Cueva del Maguey fueron edificadas alrededor del año 1450, posiblemente por grupos xiximes, toda vez que los vestigios ahí encontrados están relacionados con evidencias etnohistóricas de dicha civilización, la cual fue nombrada así por los españoles en el siglo XVI.

José Luis Punzo destacó que por su estado de conservación, dicha cueva del estado de Durango es un ejemplo único de casas en acantilado elaboradas con bajareque, sistema arquitectónico hecho a partir de la colocación de un empalizado de ramas y troncos de pino, recubiertos con tierra; muy diferentes a la técnica identificada en Chihuahua -el más difundido y estudiado-, donde las construían de mampostería, es decir, de piedra recubierta con lodo.

Comentó que este sistema está presente en todos los sitios arqueológicos de Durango, y ha sido de gran relevancia para entender la arquitectura desarrollada en la región antes de la llegada de los españoles.

De acuerdo con la investigación, la construcción de una vivienda de este tipo requería de cuatro elementos básicos: otate (una especie de bambú), tierra batida, madera y cordelería, materiales que eran transportados a la cueva; el proceso comenzaba con la elección y corte de las varas de otate y los troncos de pino que se usarían para la estructura, así como las plantas de soyate para la elaboración de la cordelería.

Las paredes se construían clavando vigas de pino para conformar los muros, mientras que las puertas y ventanas se hacían con varas de otate; los techos se creaban mediante columnas y vigas transversales que se ataban con cordelería, a fin de crear una cama de madera sobre la cual se vaciaba una mezcla de tierra con pasto y agua.

Para crear los pisos se colocaba un firme de piedras y arcilla, junto con otros materiales; luego se vaciaba la tierra batida, y al final se alisaba para dar el acabado de superficie pulida.

Punzo explicó que el estudio arqueológico del sitio la Cueva del Maguey se ha hecho a partir de una disciplina llamada fenomenología, que busca interpretar cómo se relacionaba el ser humano con un mundo, cuya evidencia quedó en los objetos arqueológicos y en la manera cómo se modificó el paisaje. Para lograr dicha interpretación, dijo, "realizamos caminatas, identificamos los sonidos propios del sitio (paisaje sonoro) y registramos experiencias sensoriales durante la estancia en el lugar.

"Lo anterior nos permitió comprobar, por ejemplo, el cambio de temperatura entre el exterior y el interior de las cuevas, lo que propició que las comunidades transforman los espacios físicos para dar origen a lugares con significado".

Finalmente, el arqueólogo Punzo recordó que la Cultura Casas Grandes es una de las más importantes de la región norte de México, donde habitaron grupos cuyas mejores expresiones se hallan en Chihuahua y Sonora; "con las investigaciones de los últimos años hemos determinado que otras culturas elaboraron arquitectura similar pero con características propias".

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