Guy Kawasaki, el encantador de clientes

El mercadólogo asegura que la confianza, la reciprocidad y amar lo que haces son la clave del éxito; descubre cuáles son las app que tiene en su iPhone

CIUDAD DE MÉXICO, México, nov. 15, 2012.- Fiel a sí mismo y a sus principios, Guy Kawasaki fue al Foro Internacional de Negocios a encantar.

En su exposición, Kawasaki recordó los años difíciles en Apple, cuando había tanta división, que la gente Apple no podía entrar en el edificio de Macintosh, aunque de allí salieran los recursos que servían para mantener a la empresa.

Después de esa soberbia, dice, aprendimos a compartir y entendimos que para triunfar hay que encantar a la gente para que utilicen los productos de la empresa para la que trabajas.

Encanto, abunda, es una palabra clave. Nos tiene que gustar lo que hacemos para poder encantar a la gente.

Hablando de encanto, Kawasaki pone como ejemplo a Richard Branson, quien no tuvo empacho en demostrarle que podía recibir trato de rey si viajaba por Virgin.

Para encantar, asegura, se necesita una sonrisa real, una sonrisa que utiliza los ojos y deja patas de gallo.

Además, hay que sonreírle a todo mundo, sin importar credo, joyería u orientación sexual.

También es necesario preguntarse cómo se puede ayudar a las personas, incluso a una persona que acaben de conocer, lo que, reconoce, es una propuesta arriesgada, pero siempre es preferible, porque abre la puerta otras palabras clave: confianza y reciprocidad.

Es imperativo lograr la confianza, y para ello es necesario confiar en la persona y acercarse antes de que se den cuenta para que ?confíen en ustedes?. Los negocios que dan beneficios a sus clientes, se ganan su confianza.

Y si no se sienten cómodos con la persona en la que deben confiar, encuentren algo con lo que estén de acuerdo, el menor detalle, aconseja.

Ahora bien, pueden seguir los pasos anteriores, pero siempre deben trabajar en perfeccionar su producto o servicio porque "es mucho más difícil encantar a la gente con basura. Se necesitan cosas maravillosas".

Las cosas maravillosas hacen cosas inteligentes, las cosas maravillosas resuelven dolor, dice Kawasaki. "El mustang shelby por ejemplo, tiene un dispositivo en la llave que permite controlar la máxima velocidad y eso es muy necesario cuando tienes hijos adolescentes que pueden querer manejarlo muy rápido".

Sin embargo, asegura, no podríamos entender la maravilla que tenemos cerca sin comunicación. Un mensaje claro y conciso es necesario para que el producto sea bien recibido. En los envases de galletas, ejemplifica, no deberían poner la cantidad de caloría, "deberían decirte cuántos kilómetros debes correr para eliminar lo que te comiste".

Eso pasó con Apple. A la gente no le interesa cuántos gigas tienen las cosas, quiere saber cuántas canciones, cuántas películas, cuántos libros caben en lo que compra, redondea.

Compartir

Guy Kawasaki no tiene empacho en compartir lo que sabe para recibir retroalimentación de la gente que lo rodea.

Para ello, recuerda que es necesaria la confianza, una confianza que no le teme al fracaso, porque para triunfar afirma, primero hay que fracasar.

Jobs, recuerda, fracasó varias veces antes de triunfar con sus productos, antes de hacer de Apple una gran compañía.

Y aunque confía en sus productos, no baja aplicaciones para su iPhone, pues lo usa sobre todo para entrar a Google+, al correo y a un buscador.

Eso sí, no puede prescindir de Microsoft Word no puedo ni de Outlook.