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Bajo los lejanos preceptos de Bolívar y la revolución cubana, Hugo Chávez logró cristalizar en "la revolución bolivariana" a un Estado que puso en el centro de sus políticas públicas a los más desfavorecidos, logrando notables avances en materia de combate a la desigualdad, la pobreza, el analfabetismo y el acceso a la salud.
Según la CEPAL, entre 2002 y 2010 la pobreza disminuyó en Venezuela en 20,8%, al pasar de 48,6% a 27,8%, mientras que la pobreza extrema se redujo de 22,2% a 10,7%. Por su parte, el Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat), que mide la desigualdad según el coeficiente de Gini, señala que Venezuela es el país con menor desigualdad en la distribución de la riqueza de América Latina.
Al mismo tiempo, Chávez se desmarcó de los mandatos del Consenso de Washington.
El crecimiento desmesurado e ineficiente del Estado con la nacionalización de diversas empresas se vio acompañado de una profunda inestabilidad económica, marcada por un gran déficit fiscal, una preocupante deuda y la inflación más elevada del continente. Hace sólo unos días, la moneda local (el bolívar) fue devaluada en 46.5%.
Bajo el sello distintivo de la provocación, Chávez llegó incluso a la abierta confrontación con el sector empresarial de su país, al cual fue haciendo de lado en un marco de falta de certidumbre para su desempeño, al igual que en la escena internacional, donde abanderó la lucha "contra el imperialismo" representado por los Estados Unidos.
Sin embargo, fue precisamente su relación económica con Estados Unidos la que le permitió financiar su proyecto. Entre 1999 y 2011 Venezuela exportó a los Estados Unidos 341 mil millones de dólares en petróleo y sus derivados. Ello le fue posible dado el favorable precio del petróleo, que pasó de 10 dólares el barril en 1999 a cerca de 100 dólares el día de hoy, con un pico de 145 dólares por barril en 2008.
El petróleo fue el elemento estratégico en el diseño de la posición de Venezuela en el mundo de Hugo Chávez. Las reservas de petróleo más grandes del mundo fueron la base para la generación de un sistema de alianzas en el Cono Sur y el Caribe con países cercanos a su posición ideológica. Con la aspiración de la realización del "sueño bolivariano", Chávez buscó la consolidación de un bloque socialista en América Latina, de la mano de instituciones como ALBA, UNASUR, CELAC, Petrocaribe o el Banco del Sur.
En la búsqueda de la conformación de un "mundo multipolar sin dominación imperial", Chávez también tejió importantes relaciones económicas y de seguridad con países como China, Rusia, e Irán.
Al amparo de su carisma, Hugo Chávez ejerció el poder de manera personalista. Sin apartarse de la legalidad, en ocasiones socavó la división y el balance de poderes característico de un sistema presidencial democrático.
Cuando tuvo la mayoría en el Congreso le permitieron gobernar sin contrapesos; cuando no la tuvo gobernó a golpe de decretos, en tanto que en diversas ocasiones sus detractores denunciaron la injerencia e influencia del ejecutivo en las decisiones del poder judicial.
Sin embargo, Chávez se sometió a la voluntad de las urnas periódicamente durante su gobierno. Llegó al poder en 1999 y tras una reforma constitucional fue reelecto tres veces. Los comicios se dieron en un entorno pluripartidista y bajo un sistema electoral confiable, avalado por una elevada participación ciudadana.
No obstante, el terreno en el que las elecciones se dieron no siempre fue parejo, en un escenario donde mediante decisiones judiciales y procedimientos administrativos, Chávez cerró medios de comunicación, al mismo tiempo que fue ampliando la cantidad de medios estatales y afines al gobierno. Sumado a ello, a lo largo de su gobierno, Chávez usó de manera amplia sus facultades para emitir cadenas nacionales con objeto de transmitir discursos y mensajes presidenciales.
Estas son sólo pinceladas de la compleja Venezuela que deja hoy Chávez: un país menos pobre, pero con una preocupante inestabilidad económica y un alto índice de inseguridad; en el que la atención a legítimas demandas de justicia social tejió una red clientelar que logró asegurar lealtades electorales.
Un país con mayor educación pero no necesariamente con mayor libertad. Una Venezuela que se dibujó como enemiga de los Estados Unidos, mientras conservó a este país como su principal sustento. Una Venezuela inserta en una América Latina en la que el "sueño bolivariano" continúa siendo sólo eso, mientras el continente se divide entre un Estado rector y la apertura total al libre mercado.
El legado de Hugo Chávez es tan contrastante como lo fue su personalidad. Para sus aliados y seguidores, un líder revolucionario, para sus detractores y opositores un personaje ritario y populista.
VM
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