El adiós al papa en Brasil

Por Valentina Alazraki | Fuente: Noticieros Televisa | 2013-07-29

Tras una semana de estancia y participación en la Jornada Mundial de la Juventud, el papa Francisco dejó Brasil; tres millones de personas lo despidieron en las playas de Copacabana

RÍO DE JANEIRO, Brasil, jul. 29, 2013.- Con un mensaje a los jóvenes para que se vuelvan misioneros, atletas de Cristo y lleven el Evangelio al mundo entero, sin miedo, sin límites ni fronteras y un llamado a los obispos latinoamericanos para que no se sientan príncipes y se vuelvan pastores pobres y austeros, cercanos a la gente, a la escucha de todos con generosidad, paciencia y entrega, finalizó el primer viaje internacional del papa Francisco.

Millones de jóvenes invadieron desde el sábado la playa de Copacabana, para vivir con el primer papa latinoamericano la vigilia y luego la misa final.

El papa los entusiasmó con su estilo sencillo y directo, sus improvisaciones, sus metáforas. Dios, les dijo, es mejor que la Copa del Mundo, pónganse la camiseta y vuélvanse miembros del equipo de Dios.

El papa Francisco llamó el sábado a los jóvenes a vencer la apatía y salir a las calles para pedir un mundo más justo, aunque les aclaró que su arma tiene que ser el diálogo y no la violencia. Al referirse a las manifestaciones de los indignados en diversas partes del mundo, el papa dijo que "son jóvenes que quieren ser protagonistas del cambio". "A ustedes les pido que también sean protagonistas de este cambio ofreciendo una respuesta cristiana a las inquietudes sociales y políticas".

El domingo al celebrar la última misa de esta Jornada Mundial, el papa le dijo a los jóvenes, que lo recibieron con delirio, que la Iglesia los necesita, necesita de su entusiasmo, de su alegría, de su creatividad.

Les pidió que lleven el Evangelio a todos porque todos lo necesitan, incluso los que parecen más lejanos, más indiferentes. El mundo, Brasil y América Latina, necesitan de Cristo, afirmó.

El papa dijo  a los jóvenes que no tengan miedo de ir  por el mundo porque Jesús no los deja solos nunca, siempre los acompaña. Les pidió que evangelicen dando testimonio del amor de Dios que supera los egoísmos.

A los sacerdotes también les pidió que sigan acompañando a los jóvenes para que al llevar el Evangelio por el mundo,  arranquen y arrasen la violencia y el mal, destruyan las barreras del egoísmo, la intolerancia y el odio, para edificar así un mundo nuevo.

Durante la misa se rezó por las víctimas del accidente ferroviario en Santiago de Compostela y sus familiares.

Un momento muy emotivo fue cuando durante el ofertorio, por voluntad del Papa, entre los dones, fue llevada una niña quien nació sin cerebro y que él había saludado el sábado al salir de la catedral.

Sus padres le dijeron en ese momento que no habían querido abortar, a pesar de que sabían que la niña no tenía ninguna esperanza de vida.

Al final de la misa el papa Francisco anunció que la próxima Jornada Mundial de la Juventud será en 2016 en Cracovia, Polonia, la tierra de Juan Pablo II quien inventara estas jornadas y celebrara la primera en 1987 en Buenos Aires, la tierra del papa Francisco.

En su último día en Brasil, el papa mantuvo un encuentro muy importante con el Consejo del Episcopado latinoamericano, presidido por monseñor Carlos Aguiar Retes, arzobispo de Tlalnepantla.

El papa relanzó ante los obispos latinoamericanos la Misión Continental promovida por la V conferencia del episcopado latinoamericano, que se celebró en 2007 en Aparecida y cuyo documento final fue redactado por el entonces cardenal Bergoglio.

El papa abogó a favor de una Iglesia que se convierta, que se vuelva misionera, al servicio de todos, capaz de ir al encuentro de los hombres de todas las culturas, de todos los ambientes, sin manipularlos ni someterlos.

El papa no pidió un cambio superficial de estructuras sino un cambio de actitudes por parte de los hombres de la Iglesia, que deberán ser cercanos a la gente, hombres que amen la pobreza y la austeridad y no se sientan príncipes ambiciosos.

El papa pidió a los pastores latinoamericanos que no caigan en las tentaciones de la ideologización del mensaje evangélico, del funcionalismo que transforma la Iglesia en una ONG, del clericalismo.

La Iglesia, les dijo, tiene que ser esposa, madre y servidora, no una mera obra, una administradora o una controladora.

Al finalizar su primera gira internacional, el papa se despidió de Brasil con un ''hasta pronto''. Él mismo en Aparecida prometió que volvería en 2017.

 


AAE

El papa en Brasil

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