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CIUDAD DE MÉXICO, México, feb. 9, 2013.- El 9 de febrero de 1913, los militares demostraron incondicional subordinación al presidente de la República ante el intento de algunos rebeldes porfiristas para derrocar a Francisco I. Madero.
En el centenario de la Marcha de la Lealtad, el Ejército mexicano refrendó su convicción de servir a las instituciones constitucionales y al pueblo de México.
Comandante supremo de las Fuerzas Armadas, el presidente Enrique Peña Nieto llegó al Castillo de Chapultepec a bordo de un vehículo, escoltado por cadetes a caballo y el camino flanqueado por alumnos de los distintos planteles militares.
En el patio principal del Alcázar, el primer mandatario recibió los honores que corresponden a su investidura.
En el templete, acompañado por los presidentes de los poderes Legislativo y Judicial, por los secretarios de Defensa Nacional y de Marina Armada, así como otros miembros de su gabinete, el presidente Peña Nieto pasó lista de honor a los héroes de 1847, del Colegio Militar, y de 1914, de la Escuela Naval Militar.
Único orador en la ceremonia, el general Salvador Cienfuegos Zepeda, secretario de la Defensa Nacional, resaltó el valor que tiene la lealtad para los militares de México.
?La lealtad institucional es arquetipo vigente y vital en el instituto armado, rumbo y empuje que da sentido a nuestra conducta, factor esencial y garantía de certidumbre para el desarrollo de México. Hoy el país dispone de Fuerzas Armadas sin perturbaciones, eficaz baluarte del Estado en aras de un México mejor?.
Luego, los asistentes escucharon una poesía original, alusiva a la Marcha de la Lealtad, escrita por cuatro cadetes del Colegio Militar, la Escuela Militar de Enfermeras y la Escuela Médico Militar. El presidente saludó de mano y felicitó a los jóvenes militares por su intervención.
Luego de que una compañía de cadetes realizó una salva de fusilería, el presidente Enrique Peña Nieto, junto con secretario de la Defensa Nacional, el de Marina y el de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, develaron una placa conmemorativa de los cien años de la Marcha de la Lealtad.
El presidente fue despedido con los honores para el comandante supremo de las Fuerzas Armadas.
La ceremonia fue atestiguada por agregados militares de las diferentes representaciones diplomáticas acreditadas en México y alumnos de primaria que asistieron como invitados especiales.
MLV
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