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CIUDAD DE MÉXICO, México, jul. 11, 2012.-Luego del cierre indefinido de la Casa del Migrante, en Tultitlán, Estado de México, por ordenes de la propia Iglesia Católica del lugar, el obispo de Saltillo, Raúl Vera López, consideró que el sitio se cerró por "prejuicios tremendos".
El prelado señaló que ?en México se secunda la política migratoria de Estados Unidos, y si no tenemos una visión suficientemente crítica, nosotros podemos irnos con la finta?.
Agregó que ?eso, sin duda, es una presión, pero yo creo que quienes recibimos migrantes debemos entender que tenemos que desarrollar acciones contra la xenofobia, sin embargo, en este caso la Iglesia Católica no hizo su trabajo?.
En rueda de prensa luego de encabezar la peregrinación de la Diócesis de Saltillo a la Basílica de Guadalupe, Vera López señaló que "en Lechería no hubo ese trabajo en la Iglesia que tenía esa casa, no hubo trabajo con la gente de alrededor".
A su parecer, son necesarias una serie de acciones de respeto a los derechos humanos y de trabajo con la sociedad, y más con los vecinos de las casas de ese tipo, a fin de que entiendan las causas de la migración.
?Abrir una casa del migrante es todo un proceso cultural desde la sociedad con la que hay que trabajar para cambiar, desmontar mentalidades como la de que los migrantes son malvivientes, esa es otra de las leyendas negras que se corren en los pueblos, ese es el problema?, aseveró.
El obispo refirió que él mismo lo vivió en su Diócesis; estuvo deambulando por varias casas de las que lo corrían, "iba con los migrantes cargando y nos metíamos en otra, porque las personas que rentaban la casa me la pedían porque los iban a ver para que cerráramos".
Hasta que finalmente la pusimos en un terreno de la Diócesis, pero antes, puntualizó, ?jamás opté por cerrarla, porque es una necesidad urgente que tienen los migrantes de ser recibidos, protegidos y atendidos por la Iglesia".
En suma, tener una Casa del Migrante requiere defenderla desde muchos frentes, por lo que el padre Solalinde está en riesgo y así, "bajo su propio riesgo ha regresado, lo que menos quiere es que se cierre la casa".
En este caso, subrayó, entran las políticas migratorias de México, que tienen que ver con frenar la migración.
Nosotros como Iglesia sabemos que el Evangelio, la Doctrina de la Iglesia y el Derecho Internacional dicen otra cosa respecto a la migración y "no nos vamos a poner a secundar políticas de ese tipo".
Expuso que el caso del sacerdote Alejandro Solalinde, en Oaxaca, es otro aspecto y refirió que hay gente del crimen organizado y políticos ligados con el narco ?que lo amenazaron, él empezó a ser estorboso porque el caudal de migrantes por esa casa era mucho".
Solalinde se encontró en la disyuntiva de elegir, o se quedan sin refugio los migrantes o él salva su vida, putnualizó.
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