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CIUDAD DE MÉXICO, México, ene. 15, 2012.- Al recordar que la vivencia religiosa integra los momentos de alegría y de tristeza, el cardenal Norberto Rivera pidió en la misa dominical "por nuestro hermano Alonso Lujambio, para que Dios le conceda paciencia para sobrellevar con dignidad su enfermedad y que se recupere de sus males".
La homilía que este domingo pronunció el prelado en la Catedral Metropolitana, a la que asistieron integrantes del Movimiento de Renovación Carismática del Espíritu Santo, estuvo dedicada a las vocaciones cristianas.
El jerarca indicó que no se trata de una inclinación hacia alguna causa, ideología, ocupación o partido, sino que la vocación cristiana tiene características muy especiales pues la atracción es hacia alguien, en este caso Jesús, como algo fundamental para la propia vida.
El también arzobispo primado de México expresó que ser cristiano es comunicar a otros el centro de esas esperanzas, que es Jesús. "El cristiano debe sentir el doble movimiento del corazón: centrípeto, porque atrae hacia sí a Cristo, y centrífugo, porque lleva Cristo a los demás".
Subrayó que el lugar privilegiado de la vocación es la familia, porque es ahí donde los hermanos llaman a los hermanos y es el espacio ideal para que Jesús sea conocido y Su evangelio, transmitido.
En ese punto, expuso que para conocer y transmitir las enseñanzas esperanzadoras de Cristo se deben aprovechar momentos ordinarios como levantarse, acostarse y comer; acontecimientos felices, como nacimientos, cumpleaños y fiestas; lo mismo que los extraordinarios tristes, como la enfermedad y la muerte.
El cardenal Rivera Carrera subrayó que no se puede tener vocación a larga distancia ni se puede ser cristiano por correspondencia, sino con el trato cercano, íntimo y personal en la oración.
Por ello se pidió de manera especial por la recuperación del titular de la Secretaría de Educación Pública, Alonso Lujambio Irazábal, hombre cercano a la Iglesia y que representó al presidente Felipe Calderón en la beatificación del obispo Juan de Palafox y Mendoza.
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