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CIUDAD DE MÉXICO, México, oct. 6, 2011.- El Presidente Felipe Calderón Hinojosa señaló que la corrupción y la impunidad han sido germen de un "desafío muy grave", que es la expansión del crimen organizado trasnacional en América Latina.
Al inaugurar el Foro Internacional de Seguridad Latinoamericana, consideró que la "nueva cara" del crimen organizado, que no sólo pasa droga a Estados Unidos, sino que ahora opera a través del narcomenudeo, "es lo que ha convertido a América Latina en la zona más violenta del mundo, desde el río Bravo hasta los Andes".
En México hemos actuado apenas a tiempo "para frenar al crimen organizado en sus etapas iniciales, a pesar de que en algunos pueblos, algunas zonas del país haya alcanzado un grado de penetración prácticamente simbiótica con algunas autoridades", expuso.
El Ejecutivo federal advirtió que en América Latina se está "apenas a tiempo" para evitar que la expansión de nuevas formas de crimen organizado terminen doblando a las sociedades.
De igual forma hizo ver que "un gobierno humanista" está obligado a emplear todos los recursos a su alcance para proteger a cada familia de quien le cauce un daño o sufrimiento.
El mandatario federal señaló que el crimen organizado afecta principalmente a los países que están entre las zonas de producción más importantes de drogas del continente y Estados Unidos.
En las dos últimas décadas, refirió, se dio un cambio estructural en la forma de operar de la criminalidad, pues del "negocio tradicional" de narcotráfico hacia Estados Unidos se le agregó el "nuevo negocio" del narcomenudeo.
En el "viejo" negocio, explicó, la logística de distribución requería dos choferes y una cadena de sobornos en la ruta de la carretera y en la aduana para pasar una tonelada de cocaína, mientras que en el "nuevo" se trata de distribuir mil dosis de un gramo, para lo que se requieren 200 distribuidores y una red de protección.
Por ello pasó de ser una actividad "de bajo perfil" en el primero de los casos, a intentar -en el segundo, dominar todos los puntos de venta que sean posibles, lo que comprende desde las urbes con más alto consumo y poder económico como Monterrey, hasta las pequeñas y los pueblos más insignificantes.
En América Latina se enfrenta a un nuevo enemigo que tiene como meta "adueñarse de nuestros territorios y que busca imponer sus propias reglas y, de ser necesario, lo hace a partir de dominar nuestras instituciones", resaltó.
"En la búsqueda de ese control territorial aplica la cooptación o la amenaza, la corrupción o la muerte, lo que se llama la ley de plata o plomo", explicó Calderón, al señalar que por ello toman estructuras de gobierno, agentes ministeriales, dominan alcaldes, "y por eso es tan importante hacerle frente a este cáncer".
El Presidente de la república abundó que ante este problema regional se tiene la obligación de actuar con toda determinación, pues para el Estado "no es opcional" combatir al crimen y en México, como en cualquier otro país, se debe cumplir y hacer cumplir la ley.
Asimismo subrayó que se tiene que dejar atrás el "falso debate" en el que se cuestiona la posibilidad, validez o pertinencia de que el gobierno combata a los criminales, pues "parte del mal que estamos enfrentando es, precisamente, por no haberlos combatido en la magnitud que se requirió haberlos combatido".
Calderón Hinojosa detalló que en México la estrategia aplicada se basa en tres líneas de acción: la primera es hacer frente a los criminales con toda la fuerza de la ley y del Estado, por lo que no se ha dudado en actuar dentro del marco constitucional con el apoyo de las Fuerzas Armadas y federales.
En segundo lugar, añadió, se ha emprendido una franca reconstrucción de las instituciones de seguridad pública y de justicia en el país, para lo cual se han ampliado los procesos de depuración policiaca y evaluaciones de control de confianza desde los altos mandos.
La tercera línea radica en reconstruir el tejido social, para lo cual "la clave" es abrir oportunidades para los jóvenes a través de la educación y la salud.
En ese mismo rubro se trabaja en la reconstrucción de valores como el respeto a sí mismo, a la vida y a la vida de los demás, así como a la ley y al trabajo como único método de superación personal y generación de riqueza.
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