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CIUDAD DE MÉXICO, México, ago. 25, 2011.- La esencia del "Papa mexicano", del ahora beato Juan Pablo II, de nuevo recorrió las calles de la capital del país para llegar a la Basílica de Guadalupe, donde los fieles católicos lo recibieron con aplausos, llanto, porras y consignas al igual que en sus visitas anteriores.
Una nube de incienso cubrió la urna donde son transportadas las reliquias del "Papa peregrino" cuando ingresó en el recinto mariano, luego de que abandonaron las instalaciones de la nunciatura apostólica para iniciar la peregrinación de las reliquias por todas las diócesis del país.
El cuerpo de cera de Juan Pablo II ingresó a la Basílica de Guadalupe por la puerta monumental donde fue recibido y escoltado por el V Cabildo Colegial de Guadalupe frente al altar mayor del recinto, donde quedó a los pies de la Virgen de Guadalupe entre los aplausos de los fieles católicos.
Durante la homilía, el cardenal Norberto Rivera aseguró que "los mexicanos somos privilegiados y nos sentimos bendecidos por la presencia de la reliquia del beato Juan Pablo II, nuestro 'Papa mexicano', en esta casita donde la Virgen de Guadalupe hizo sentir su maternal presencia al papa peregrino".
El arzobispo primado de México hizo un recuento de las cinco ocasiones en que el Papa Juan Pablo II vino a México, donde "experimentó la fe de un pueblo que explotó en expresión de júbilo de multitudes que le manifestaban su amor al grito de Juan Pablo II, te quiere todo el mundo".
En este punto los fieles reunidos en el templo mariano comenzaron a repetir esa consigna y luego evocaron también "Juan Pablo, hermano, ya eres mexicano".
Norberto Rivera mencionó que "no sólo el grito, sino los sentimientos que en ese momento se expresaron siguen vivos".
Recordó que en su cuarta visita "el gozo del santo padre era evidente y fue un encuentro de fe y esperanza que estremeció a México y a todo el continente americano" y no hubo ninguna peregrinación en la que el Papa Juan Pablo II no tocara los temas de la familia y la vida.
Durante la homilía, el cardenal Norberto Rivera mencionó que la familia es calificada como la primera sociedad natural, una institución divina, fundamento de la vida, de las personas y prototipo de toda organización social.
"La negación o restricción de los derechos de la familia, al oscurecer la verdad sobre el hombre amenaza los fundamentos mismos de la paz, por tanto quien obstaculiza la institución familiar aunque sea inconscientemente, hace que la paz de toda la comunidad nacional, internacional sea frágil".
Por ello, agregó, "todo lo que contribuye a debilitar la familia fundada en el matrimonio de un hombre y una mujer es un impedimento objetivo para el camino de la paz que tanto anhelamos".
Agregó que es necesario "dar a la paz otras armas que no sean las destinadas a matar y a exterminar a la humanidad; son necesarias sobre todo las armas morales, estas se reciben en los hogares, en las familias y en la educación religiosa".
El jerarca católico pidió a la Virgen de Guadalupe, por intercesión del beato Juan Pablo II, el don de la paz y la justicia para México.
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