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CIUDAD DE MÉXICO, México, dic. 19, 2010.- La Arquidiócesis Primada de México consideró que las manifestaciones públicas a favor de delincuentes son producto de la intimidación de los grupos criminales a la ciudadanía y del dinero capaz de comprar voluntades, por lo cual no es un verdadero “apoyo social”.
A través del editorial de su órgano de difusión “Desde la Fe”, la Iglesia Católica aseveró que “no hemos llegado a la decadencia moral de una sociedad que esté de acuerdo con los criminales y reclame a las fuerzas del orden”.
Aunque reconoció que hay algunas autoridades y policías corruptos que hacen posible la existencia y operación de las bandas criminales, insistió en que nadie puede pensar que los delincuentes cuenten con una base social que esté alentando sus actividades ilícitas.
Recordó que de manera oficial y constante la Iglesia ha expresado su apoyo a la decisión política de enfrentar a los criminales, incluso con la Fuerza Armada, al tiempo que insistió en que hace falta una estrategia de mayor trascendencia.
En este punto, consideró necesario un mayor esfuerzo del Estado y de la sociedad para que los jóvenes tengan acceso a la educación media y superior, una mejor política para favorecer el empleo y el desarrollo, así como recuperar los espacios públicos para reconstruir la convivencia social.
En su órgano editorial, la Arquidiócesis de México expresó su preocupación de que las presuntas manifestaciones de apoyo popular a las bandas de delincuentes sean malinterpretadas.
Hizo notar que las imágenes en las que se observa a niños, ancianos y mujeres que salen a las calles de Apatzingán, Michoacán, para respaldar a la autollamada Familia Michoacana y exigen la salida de las fuerzas federales y del Ejército del estado, trascendió las fronteras nacionales y tuvo difusión internacional.
Ante ello, la Iglesia Católica señaló que nadie con un poco de sentido común debe creer que la ciudadanía en general apoya a los delincuentes y a la violencia que provocan, porque las primeras víctimas de esos grupos son inocentes de la sociedad civil.
Insistió en que para la Iglesia es claro que las manifestaciones “espontáneas” a favor de los delincuentes se explican más bien por las presiones de los mismos criminales hacia la sociedad, que la intimida para que se manifieste contra las fuerzas del orden.
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