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CIUDAD DE MÉXICO, México, nov 24, 2010.- Al hacer la curaduría de la exposición que recupera los rostros de los "revolucionados" y sus fotógrafos "mi principal interés, en términos de contar la Revolución por medio de fotografías, es rescatar la experiencia de la vida cotidiana y brindar una visión de cómo se puede representar este momento histórico sin recurrir necesariamente a los retratos de los caudillos o de otros personajes más conocidos", aseguró el historiador John Mraz, experto en fotografía mexicana de principios del siglo XX.
La exposición Testimonios de una guerra. Fotografía de la Revolución Mexicana, que reúne alrededor de 150 fotografías del conflicto armado del principios del siglo XX, la mayoría de ellas inéditas, se exhibirá simultáneamente en 30 recintos del país, tales como el Museo del Carmen, en el Distrito Federal, así como en 15 museos regionales del INAH, en los estados de Aguascalientes, Chiapas, Coahuila, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Sonora, Tlaxcala y Yucatán, así como en igual número de museos locales y centros INAH de otros estados de la República.
Mraz, académico de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), comentó que con la muestra "traté de desmitificar la figura de Agustín Víctor Casasola como ?El fotógrafo de la Revolución', de modo tal que se descubren muchos nombres más que cubrieron la larga guerra civil comprometidos con diferentes facciones".
De acuerdo con Mraz, "existen dos grandes mitos sobre la fotografía de la Revolución Mexicana: uno, que Agustín Víctor Casasola hizo todo, cuando él fue un fotógrafo menor durante el Porfiriato y en la Revolución, el segundo, es que fueron fotografías imparciales, objetivas. Nada más lejos de la verdad".
"Lo interesante de la fotografía de la Revolución Mexicana es precisamente que cada grupo tenía su fotógrafo, y cada uno de ellos vio la posibilidad de vincularse con un movimiento y expresarse. Eso no ocurrió en ninguna otra revolución en el mundo", destacó el experto.
LOS VERDADEROS PROTAGONISTAS
En esta muestra los verdaderos protagonista no son los héroes habituales de estampita y de busto de bronce, como Madero, Villa, Carranza y Zapata, sino los hombres y mujeres anónimos -y sus fotógrafos-, protagonistas principales de esta gesta que marcó el rumbo del México contemporáneo.
Entre los autores de estas fotografías captadas entre 1910 y 1920 se puede mencionar a Samuel Ramos, Gerónimo Hernández, Hugo Brehme, Guillermo Kahlo, Winfield Scott, Aurelio Escobar Castellanos, Mauricio Yáñez; Ignacio Chávez Medrano, El Gran Lente; Samuel Tinoco, Eduardo Melhado, Antonio Garduño y Abraham Lupercio y Sara Castrejón, la primera mujer mexicana en retratar la Revolución. Algunos de estos fotógrafos aparecen bajo el sello de agencias fotográficas como la de Agustín Casasola o la H.J Gutiérrez.
La exposición está conformada por imágenes en blanco y negro, inéditas o escasamente conocidas por el público, que proceden en gran medida de la Fototeca Nacional del INAH, ubicada en Pachuca, Hidalgo, donde destaca su más reciente adquisición: el Fondo Hoffman-Brehme.
Otras colecciones y acervos que se integran a esta exposición, son los procedentes de la BUAP, de las universidades Nacional Autónoma de México y Panamericana, del Archivo General de la Nación, del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México y de Fundación Televisa.
Testimonios de una guerra... está organizada en distintos núcleos temáticos que brindan un recorrido conforme a momentos clave y los movimientos liderados por distintos caudillos. Las secciones son: Porfiriato, Maderismo, Zapatismo, Orozquismo, Decena Trágica y Huertismo, La invasión a Veracruz, Villismo, Convencionismo y Constitucionalismo.
De acuerdo con el curador, experto en fotografía mexicana de principios del siglo XX, independientemente de quién haya capturado dichas imágenes revolucionarias, su valor residen en que arrojan información sobre la participación de mujeres, de niños, de indígenas, incluso las evidentes diferencias entre el armamento de convencionistas y constitucionalistas, que inclinó la balanza de la guerra en favor de estos últimos.
OTROS MATERIALES EXHIBIDOS
Testimonios de una guerra está acompañada, en sus 30 sedes, de dos materiales audiovisuales que incluyen documentos filmados en formato de cine durante la Revolución Mexicana. Estos fragmentos (con duración de seis minutos y subtítulos a la usanza de los noticiarios de la época) son propiedad de la Filmoteca de la UNAM y fueron restaurados por el INAH.
También, para esta muestra, se integró un programa musical titulado Sonidos de la Revolución, que estará compuesto por 33 pistas de diversos géneros musicales, además de que se puede escuchar las voces de Porfirio Díaz, Francisco I. Madero y de otros caudillos revolucionarios.
Para el Museo de El Carmen, que se ubica en San Ángel, al sur de la Ciudad de México, se organizó un ciclo de cine en el que destaca la proyección de la trilogía de Fernando de Fuentes sobre la Revolución: El prisionero 13, El compadre Mendoza y Vámonos con Pancho Villa, en copias recientemente remasterizadas.
Otro apoyo para el recorrido de Testimonios de una guerra, en dicho recinto del D.F., es el servicio de audioguías con pluma interactiva, dispositivo que permite disfrutar y tener mayor información sobre los contenidos de la muestra.
La exposición Testimonios de una guerra. Fotografía de la Revolución Mexicana, se exhibe actualmente en el Museo del Carmen (Avenida Revolución 4 y 5, esquina Monasterio, San Ángel), del INAH-Conaculta.
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