La guerra civil en Siria, recuento actual

La intervención extranjera no se materializa y las sanciones impuestas a Siria por la comunidad internacional tampoco han mermado su capacidad de acción

CIUDAD DE MÉXICO, México, nov. 26, 2012.- Analistas internacionales consideraban en marzo pasado que no había una gran posibilidad de una intervención extranjera en Siria:

"A corto plazo yo no veo ningún tipo de intervención por parte de la Liga Árabe, ni de occidente", decía en ese entonces Athanasios Hristoulas, investigador de estudios internacionales del ITAM.

Por su parte, Stephan Sberro, también investigador del ITAM, coincidía: "Yo creo que todos tienen interés muy cínicamente que el conflicto degenere en Siria y se quede adentro de Siria".

Estos pronósticos, realizados en marzo del 2012, se han cumplido: la intervención extranjera no se materializa y las sanciones impuestas a Siria por la comunidad internacional tampoco han mermado su capacidad de acción.

En marzo, Siria se desangraba al promedio diario de 22 muertes.

Este índice ha aumentado hasta cien muertes, cada 24 horas. En apenas ocho meses, de los 20 que ha durado el conflicto, han fallecido más de 25 mil personas. En total, 40 mil sirios muertos. De acuerdo con el observatorio local de derechos humanos, el 70 por ciento eran civiles.

La represión se agudizó porque la resistencia se hizo más fuerte. Para muestra, los combates en la misma capital, Damasco.

Inspirada en la Primavera Árabe y también con internet y redes sociales como base de su organización, la oposición comenzó las protestas en marzo de 2011, en la provincia fronteriza de Dará, en contra del régimen del mandatario que fue reelecto hace siete años, por nueve de cada diez sirios, según cifras oficiales.

"Todos sabemos que no era un voto libre", dice Stephan Sberro, investigador de estudios internacionales del ITAM.

Se trataron de las primeras manifestaciones antigubernamentales en Siria desde 1962, porque por decreto todas las expresiones populares están prohibidas en esa nación árabe.

"Los ciudadanos no tienen voz, entonces no hay forma de expresión, como es un régimen autoritario, la libre expresión no existe", explica Ismene Itahi Bras Ruiz, del centro de relaciones internacionales de la UNAM.

Al principio del conflicto, el presidente Al Assad mostró señales de apertura hacia la oposición. Liberó presos políticos, tomó la renuncia de todo su gabinete, prometió un nuevo gobierno con mayor apertura democrática y derogó el estado de emergencia, que coarta la libertad de expresión siria.

Pero a la par, Al Assad ordenó la movilización de más tropas a los focos rebeldes que se reprodujeron en buena parte del país árabe.

Mientras la represión se profundizaba, surgió el Ejército Rebelde, formado por militares que decidieron no obedecer las órdenes disparar contra el pueblo.

"No estamos hablando de demostraciones pacíficas, estamos hablando de operaciones militares", decía el presidente sirio Bashar al Assad.

Por su parte, Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, advertía: "Es fundamental que el presidente Al Assad deje de asesinar de inmediato a su propio pueblo".

Nada ha logrado el fin del conflicto. Ni el intento de mediación del Premio Nobel Kofi Annan ni la presencia de cientos de cascos azules, ni la presión internacional.

"Lo que estamos viendo hoy en Siria no es ya una rebelión popular, aplastada por las tropas represoras del Ejército, lo que estamos viendo es ya una guerra interna", dice al analista internacional Gabriel Guerra y agrega:

"Ni los rebeldes tienen la fuerza suficiente para ya no digamos derrotar al Ejército sirio, sino para tomar y controlar centros de población importantes, lo hemos visto en la batalla por Alepo, pero tampoco el Ejército sirio tiene la capacidad de derrotar a los rebeldes, entonces ahí le apostamos, a yo diría, un conflicto muy largo, pero sí está muy claro que Al Assad tiene los días contados y terminemos con una Siria partida en dos, en tres o en cinco".

Para Ban Ki-moon: "La situación en Siria empeora día a día. La crisis ya no se limita a Siria, se trata de una calamidad regional con ramificaciones globales. Representa una amenaza grave y cada vez mayor para la paz y seguridad internacionales".