NUEVA YORK, Estados Unidos, nov. 1, 2012.- Se han cumplido tres días del impacto de la devastadora tormenta "Sandy" en el norte de la costa Atlántica de Estados Unidos. Los daños aún son inconmensurables. Así se puede constatar en un área de mil 600 kilómetros donde dominan las inundaciones y cientos de casas destruidas. Un panorama devastador.
El saldo hasta la noche de este jueves por el golpe de "Sandy" es de 88 muertos, de esas 88 muertes, 37 se registraron en Nueva York. Seiscientas cincuenta mil casas en Nueva York siguen sin luz, de las cuales 220 mil están en el sur de Manhattan, de la calle 34 a los muelles
Este viernes se informó que el servicio eléctrico llegará a varias zonas de Queens, Bronx y Staten Island, en Nueva York, hasta dentro de diez días, el 11 de noviembre. En Manhattan y Brooklyn, el servicio eléctrico se restablecerá pasado mañana. Seis mil personas permanecen en refugios en Manhattan.
En medio de esta emergencia el Metro reanudó parcialmente el servicio, al igual que algunos tramos del tren suburbano, los taxis, los autobuses de pasajeros y los aeropuertos.
Pero todavía falta mucho, no se sabe cuánto, pero mucho tiempo, para dimensionar esta tragedia y cuantificar los daños y enseguida, iniciar la reconstrucción por el golpe de "Sandy".
El paso de "Sandy" también cambió la forma de sentir de quienes viven en Nueva York
LO QUE "SANDY" DEJÓ A LOS NEOYORQUINOS
El huracán "Sandy" trastocó para siempre las vidas de los ocho millones de habitantes de NY; quienes lo perdieron todo; quienes están desplazados o sufren carencias sin servicios básicos y quienes están bien reanudando ya sus vidas.
"Hay tres tipos de neoyorquinos: los que están bajo el agua, los que están a oscuras y perdiendo cosas y los suertudos que ahora andan tomando fotos y de compras, y pues yo, la verdad, soy de los suertudos", comentó Rachel Towreigh, residente del bajo Manhattan.
Más de medio millón de personas están aún aisladas sin electricidad, la mitad viviendo a oscuras en la parte sur de Manhattan, sin agua caliente, calefacción, elevador, señal inalámbrica, televisión e internet.
De la Calle 34 hasta Battery Park la ciudad es fantasmal, palpita a otro ritmo sin prisa ni semáforos, ni cajeros automáticos. Todo está cerrado. La gente duerme a veces en la calle o en las bocas desiertas del Metro, se mueve en bicicleta porque el Metro ahí no llega, come lo que ofrecen los food-trucks o restoranes móviles. Es otra ciudad.
"Está bien espeluznante caminar desde el Barrio Chino para acá; mucho silencio. Nomás ver las tiendas cerradas está bien espeluznante", dice Rita Shuman, residente del bajo Manhattan.
En esta otra ciudad los autobuses, que ya son gratis, no circulan por la noche y el Metro aún sin funcionar a pesar de que el servicio fue ya restablecido parcialmente al norte de la isla, en la otra ciudad.
"Hoy me decidí a correr 7 millas, y lo hice regresando del Battery Park. Pensé en hacer algo por respeto a mi fisicidad, nada más por respeto a las manifestaciones físicas de mi alrededor y ayudar mi espíritu a seguir adelante", relata Raymond Golam, residente del bajo Manahattan.
El impacto de "Sandy" en Nueva York hizo aflorar también lo mejor del ser humano. Docenas de voluntarios de diferentes estados de la Unión Americana llegan aquí a Unión Square, a poca distancia de la compañía neoyorquina de electricidad que se llama Con Ed para poder echarles una mano y restaurar muy pronto el servicio eléctrico.
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