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PEKÍN, China, sep. 23, 2012.- Wang Lijun, colaborador del ex mandatario Bo Xilai y figura clave en la mayor trama política china en años, fue condenado hoy a 15 años de prisión por defección, corrupción y abuso de poder, entre otros delitos, dijo el tribunal del caso.
La agencia noticiosa oficial de China Xinhua dijo que Wang "fue condenado por varios crímenes?, incluidos el de encubrir el asesinato de un británico, "y recibió un castigo conjunto por todas las ofensas".
El veredicto fue anunciado por el Tribunal Popular Intermedio de Chengdú una semana después de que comenzara el juicio contra Lijun que ha desencadenado una de las mayores crisis políticas de China en los últimos años.
El caso habría provocado que hasta hoy lunes aún se desconozca la fecha del Congreso del Partido Comunista en el que se debe nombrar a la futura cúpula del Estado chino.
Con este juicio Wang escapa a la pena de muerte y, pese a los cargos, recibe una condena inferior a otra de las personas implicadas, entre ellas la esposa del mandatario Bo Xilai, Gu Kailai, que fue condenada hace semanas a cadena perpetua por el asesinato de un británico.
Los expertos habían especulado con la posibilidad de que escapara a una pena mayor, ya que la semana pasada el tribunal anunció que Wang había admitido todos los cargos.
El juicio comenzó la semana pasada y duró apenas dos días, con una primera audiencia a puerta cerrada, para tratar los casos de defección y abuso de poder, en los que había involucrados ?secretos de Estado?, según su abogada, Wang Yuncai.
La prensa extranjera no ha podido asistir al proceso, ni siquiera durante el segundo día de audiencias, cuando se presentaron las declaraciones por los cargos de corrupción.
Ex número dos de la alcaldía de Chongqing, jefe de la poderosa Oficina de Seguridad Pública de la megalópolis y mano derecha de Bo Xilai, la suerte de Wang cambió en febrero de este.
Wang entró entonces en el consulado de Estados Unidos en la ciudad china de Chengdú y pasó 36 horas de estancia en la legación de buscar protección y un eventual asilo en ese país.
Todo ello después de haber caído en desgracia, pese a coliderar junto a Bo Xilai una campaña contra la mafia, la prostitución y el hampa en Chongqing que, meses después, se revelaría también constituyó una maniobra llena de irregularidades, brutalidad y torturas.
El juicio de Wang es el segundo del ?caso Bo Xilai?, después de que la esposa del ex secretario del Partido Comunista en Chongqing, Gu Kailai, fue recién condenada a cadena perpetua por el asesinato de un británico al servicio de la familia Bo para sus negocios fuera de China.
Wang fue acusado de corrupción, de defección (intentó emigrar a Estados Unidos) y de manipular las pesquisas sobre el asesinato del británico Neil Heywwod con el fin de que pareciera una muerte accidentada, algo que implicó a policías condenados en el proceso de Gu.
De 52 años y de etnia mongola, este experto en artes marciales inició su carrera en la fría provincia de Liaoning, al noreste del país, donde se forjó en los años 1980 un nombre por combatir al crimen organizado.
Experto en investigación forense, Wang se convirtió en una eminencia gris que dirigió la mayor redada contra el crimen organizado en China en décadas, al detener y juzgar a cientos de personas -entre ellos altos cargos policiales- y desmantelar casinos ilegales y prostíbulos.
Una cruzada de este "superpolicía" en 2009, cuando ya era jefe de la Oficina de Seguridad Pública, que no estuvo exenta de críticas por desmanes y abuso de poder, con juicios exprés condenatorios a decenas de reos a la vez, y abogados defensores que denunciaban torturas y presiones.
Pero es quizá su rol en el entramado de espionaje en las más altas esferas del poder lo que seguramente le haya supuesto esta dura condena, ya que se cree que Wang estuvo involucrado en escuchas al presidente chino Hu Jintao y al vicepresidente, Xi Jinping.
Apodado el "Kennedy chino" por su popularidad, Bo Xilai fue, hasta su cese en marzo, uno de los candidatos más sólidos al Comité Permanente del Politburó del PCCh.
El Politburó constituye el mayor núcleo de poder chino compuesto por nueve personas (entre ellas el presidente y el primer ministro) que dirige las riendas del país.
Se trata del mayor escándalo político ChinO en las últimas décadas y refleja las duras luchas internas en el seno del Partido Comunista por el poder en un país en el que los altos funcionarios y sus familias disfrutan a menudo en un clima de total impunidad.
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