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LIMA, Perú, agost. 03, 2012.- Tras una cruenta guerra y múltiples escaramuzas diplomáticas, los gobiernos de Perú y Chile, al cabo de 133 años de recelos y gestos de desconfianza, llegaron a ponerse de acuerdo y a partir de la próxima semana iniciarán el desminado en la frontera que comparten.
Norwegian Peple's, una entidad noruega, que ha estado a cargo de labores de desminado en 18 países, entre ellos Irak, Serbia, Vietnam y Congo ha sido seleccionada por los gobiernos de Perú y Chile para realizar el desminado en cuatro puntos de la frontera. El objetivo, erradicar y eliminar minas antipersonales y minas antitanque.
Recientemente, un taxista peruano murió cuando su vehículo voló por los aires, debido a la explosión de una mina.
La situación no deja de ser preocupante porque al inicio del año, debido a las intensas lluvias, minas escondidas fueron arrastradas a territorio peruano.
El canciller peruano Rafael Roncagliolo dijo que la entidad noruega que llegará a la capital peruana este lunes 6 de agosto ha sido comisionada por Lima y Santiago para el retiro de las minas.
La acción del desminado, según informó el jefe de la diplomacia peruana, se llevará a cabo en un área definida de común acuerdo sin que se afecte o melle la soberanía de Perú.
Los gastos que demande esta operación correrán a cargo del gobierno de Chile que sembró las minas en su territorio.
Ante cualquier eventualidad, el director del Hospital Regional de Tacna, Hugo Sánchez informó que están preparados para emergencias y atención de heridos por explosiones. Las nuevas salas de trauma shock de ese nosocomio han sido supervisadas, incluso, por personal diplomático de ambos países.
De otro lado, en junio pasado, al otro lado de la frontera, Perú y Ecuador dieron también otro gran paso en su política de cooperación y seguridad común, al acordar la constitución de una unidad binacional de desminado humanitario que estará a disposición de Naciones Unidas para apoyar en misiones de paz a nivel internacional, con base a la experiencia que han adquirido los dos países en la zona de frontera común.
De este modo, los fantasmas de viejas guerras se disipan y se abre paso a una nueva etapa de concordia entre vecinos sudamericanos.
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