Continúan asesinatos de Sendero Luminoso en Perú

Por Ricardo Burgos / Corresponsal | Fuente: Noticieros Televisa | 2012-04-28

Continúan los asesinatos cometidos por integrantes de Sendero Luminoso en Perú; en una nueva emboscada dos policías y un soldado perdieron la vida

LIMA, Perú, abr. 28, 2012.-La selva del Cusco, en el suroriente peruano, sigue siendo escenario de las atrocidades y matanzas de Sendero Luminoso.

Esta vez, en una nueva emboscada a  las fuerzas del orden, asesinó a dos policías y un soldado. Una mina explosiva escondida en la vegetación que estalló al paso de la patrulla y luego el fuego cruzado de francotiradores desencadenaron la tragedia.

Desde que militantes de Sendero Luminoso, el pasado 9 de abril, secuestraron a 36 trabajadores de empresas que transportan el gas de la selva a la costa, se han producido diez muertes en filas de militares y policías.

Otros dos policías están desaparecidos y más de una decena de efectivos se recupera en hospitales, tras ser emboscados por subversivos que conocen el terreno amazónico como  la palma de su mano.

Los terroristas del nuevo Sendero Luminoso están en ese territorio, en los valles del Huallaga, en la selva central y en la confluencia de los ríos Ene y Apurímac (VRAE) desde hace 32 años.

En todo este tiempo, los gobiernos que se sucedieron en Perú no presentaron batalla a los remanentes terroristas y acaso sin quererlo, complacidos por la detención de Abimael Guzmán, dejaron que Sendero Luminoso volviera a levantar cabeza.

A ello se sumó la inacción del país como Estado que siguió olvidando a los pobladores, colonos y nativos que habitan esas regiones. Los dejaron solos con el terror y hoy la mala semilla  se ha multiplicado.

Al igual que las FARC de Colombia, que también hacen la guerra desde la selva, los senderistas peruanos, siguiendo el ejemplo de los guerrilleros colombianos, han mudado varias veces de estrategia política y militar. Ahora, Sendero, por ejemplo, no ataca ni mata a los pobladores civiles.

Cobra cupos a los narcotraficantes, lo que ellos llaman impuestos de guerra por cada tonelada de droga que sale de la Amazonía a los mercados costeños y del exterior. Y, sigue considerando que militares y policías son los sirvientes de los gobiernos de turno que han abandonado por años a su población.

En este orden de cosas, los expertos consideran que Perú está entrando en una guerra de desgaste.

Se debe entender, dice Andrés Gómez de la Torre, especialista en inteligencia, que este enfrentamiento es fundamentalmente una guerra de movimientos. Pero, añade, la clave para un posible éxito en una zona tan agreste reclama que la ofensiva militar vaya acompañada de una intensa y eficaz actividad del Estado en materia de desarrollo social y de infraestructura con el fin de beneficiar a la población.

En el frente militar, el Ministro de Defensa, Alberto Otárola, anticipó ya que el Estado ha ido para quedarse siempre en el VRAE (región convulsionada por los terroristas).

No vamos, señala, a dar un milímetro al terrorismo. No habrá tregua hasta capturarlos.

Desafortunadamente, en este casi un mes de enfrentamientos, las bajas sólo se han producido en las fuerzas del Estado. Los terroristas, emboscan, ametrallan y luego desaparecen en la espesura de la selva. De hecho, será una guerra larga y de desgaste.

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