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NUEVA YORK, Estados Unidos, abr. 13, 2012.- La situación económica de millones de estadounidenses no parece aun encontrar alivio en el horizonte. El ingreso de miles de familias se ha reducido y se ven obligadas a recortar gastos al máximo, agotando sus ahorros y pidiendo prestado a amigos y parientes para mantenerse a flote y salir medianamente adelante. Millones de personas han perdido sus casas cuando no pudieron pagar sus hipotecas y la situación empeora con una taza de desempleo nacional de 8.2%.
El desempleo crónico en EU afecta a 5.3 millones de personas que llevan 27 semanas sin trabajo. Esto genera un malestar muy profundo sobretodo en las parejas cuando ambos o alguno de los dos pierde sus ingresos. Las tensiones pueden ser en casos insostenibles debido a la falta de dinero, al constante endeudamiento y la desesperanza de caer en la indigencia. Cuando las personas están en paro sus cuentas bancarias se diluyen, su potencial futuro de ingreso desaparece, su salud se debilita y los proyectos de los hijos pierden toda prioridad.
Es un hecho que el desempleo a largo plazo está dañando la relación sentimental de las parejas y muchas de ellas reciben ayuda en forma de terapia matrimonial hasta que el dinero se agota. Un caso común es cuando el hombre, por ejemplo, lleva más de un año desempleado y la mujer se agota al tener que seguir manteniendo ella sola, con su ingreso, a la familia. El malestar se intensifica entre los cónyuges cuando en el desempleado surge la depresión, el desaliento y la falta de ganas de buscar trabajo, cuando la vergüenza y la humillación lo derrotan.
Esto abisma la situación en una espiral pesimista. El conyugue que trabaja se empieza a apartar del que no trabaja, la comunicación se erosiona y el rencor crece justo en momentos críticos cuando el uno necesita que el otro le de la mano.
De acuerdo los psicólogos, cuando una persona está cansada y estresada, actúa por instinto de sobrevivencia que suele ser de manera disfuncional. Los desencuentros de las parejas en torno al tema de dinero, sobre cómo ganarlo, gastarlo y administrarlo, pueden ser potentes y romper de tajo la relación. Los expertos aconsejan distintas estrategias y ejercicios para que el dinero no destruya sus vidas ni sus bolsillos.
La primera es asumir control. La pareja debe inicialmente aceptar su situación, reconocer que ambos están estresados, destacar los miedos, nombrar las posibles amenazas y responder de forma práctica haciendo listas de cómo administrar mejor el dinero, que gastos son necesarios recortar y monitorear el ingreso mensual.
Compartir la responsabilidad es clave para las parejas. Él y ella deben ambos involucrarse en las finanzas del hogar y crear un presupuesto de emergencia a largo plazo, recortando gastos para cubrir solo esencial y valorando las prioridades de la familia y buscando afinidades en los desacuerdos. Esto evita culpar y resentir al otro cuando ambos comparten la responsabilidad.
Mantener la comunicación es esencial. Los trapistas aconsejan a las parejas que no dejen de hablarse si quieren mantenerse unidas. Esto se logra manteniendo rutinas de comunicación como podría ser saludándose con un buenos días o buenas noches y dándose las gracias por cosas ordinarias como ir al supermercado, cocinar, lavar los platos, recoger a los niños, etc.
Mantener una cierta confidencialidad sobre la dificultad de su situación ayuda a las parejas a actuar unidas. Entre los dos deben de conversar sobre lo que quieren mantener entre ellos y lo que anhelan compartir con amigos, colegas y familiares. A veces no es prudente ventilar que uno de los dos acudirá por enésima vez a una entrevista laboral, o que esta tomando medicinas para la depresión. Esto fortalece la lealtad.
Apoyo y aliento son cruciales entre las parejas. El desempleo obliga a muchas personas bien preparadas, con títulos universitarios y experiencia profesional a tomar empleos que están mal pagados y quizás difieran mucho de los que perdieron por una simple necesidad. Esto podría causar una sensación de vergüenza, una baja en el autoestima y una falta de entusiasmo por mantenerlo. Es aconsejable que la familia y el otro conyugue apoye con comentarios, elogios y comentaros positivos su valor, su esfuerzo y el motivo de haber estar haciendo ese trabajo.
Finalmente, si es necesario discutir, que sea de forma productiva. Las peleas de las parejas son generalmente sobre problemas reciclados que se discuten de forma abstracta sin llegar nunca a una solución concreta. Los expertos recomiendan hablar claro por ejemplo en vez de decir: "la entrevista de trabajo no fue buena" en más asertivo decir: "Creo que no logré causar una buena impresión durante la entrevista de trabajo." Y desde luego no basta hablar con honestidad si el otro no tiene la capacidad ni la disposición para aprender a escuchar, que es lo más fundamental.
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