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PARÍS, Francia, feb. 10, 2012.- Todos los signos apuntan a que la próxima semana el presidente francés, Nicolas Sarkozy, anunciará oficialmente su candidatura a la reelección en los comicios del 22 de abril y el 6 de mayo.
Los ejes principales de su campaña serán los mismos de hace cinco años en su primera carrera hacia el Eliseo: "trabajo, responsabilidad, autoridad".
En el semanario "Le Figaro Magazine", Sarkozy expresó su deseo de someter a referéndum dos temas que considera fundamentales: la cobertura del desempleo y los derechos de los inmigrantes.
La idea es otorgar más derechos a los 4.5 millones de franceses que no tienen trabajo, y por otro lado, mejorar la competitividad empresarial a través de la disminución de los impuestos societarios.
A poco más de dos meses de la primera vuelta de las elecciones, Nicolas Sarkozy está encaminado a perder frente al socialista Francois Hollande, según los últimos sondeos, que otorgan a éste último un 35 por ciento de los votos en la primera ronda contra un 25 por ciento al actual mandatario galo.
Hace unos días salió a la luz pública el libro "El dinero del Estado", en el cual el diputado socialista René Dosiere denuncia el despilfarro de Nicolas Sarkozy que -señala el autor- gasta unos 16 mil dólares al día en comida y 660 mil dólares en mantenimiento de su impresionante flota de vehículos, 121 en total, dos veces más que lo que poseía el anterior presidente, Jacques Chirac.
Dosiere observa que Sarkozy nunca ha sabido separar entre las cuentas públicas y privadas. Sus gastos anuales rondan los 160 millones de dólares. Un ejemplo de despilfarro a cuenta de los sufridos contribuyentes es el operativo para repatriar a bordo del avión militar presidencial Falcon al hijo mayor de Sarkozy, Pierre, de 26 años, repentinamente hospitalizado en Ucrania. El viaje costó cerca de 56 mil dólares, 44 mil fueron financiados por las arcas públicas.
El presidente siempre ha mostrado su afición por el transporte aéreo. Le gusta sobremanera desplazarse en su lujoso Airbus A330, bautizado como "Air Sarko One", que supone para el erario público un gasto de 360 millones de billetes verdes.
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