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ASTANÁ, Kazajistán, dic. 17, 2011.- El presidente de Kazajistán, Nursultán Nazarbáyev, decretó hoy el estado de excepción y el toque de queda en la ciudad de Zhanaozen, donde ayer al menos once personas murieron en los enfrentamientos producidos entre policías y trabajadores de una empresa petrolera.
El decreto firmado por Nazarbáyev tras reunir al Consejo de Seguridad de Kazajistán prohíbe las huelgas y las protestas públicas, restringe el acceso a esa ciudad del oeste del país y el abandono de la misma, y establece también limita la libertad de movimiento.
Los disturbios se produjeron cuando obreros de la petrolera Ozenmunaigaz, que reclamaban mejoras laborales, se enfrentaron a las fuerzas del orden público durante las fiestas para celebrar el vigésimo aniversario de la declaración de independencia de Kazajistán de la URSS.
Este fue el mayor acto de violencia colectiva vivido en este país desde que proclamara su independencia en 1991.
En el decreto, publicado en la página web de la Presidencia kazaja, Nazarbáyev responsabiliza de los sucesos ocurridos ayer en esa ciudad -situada a unos 150 kilómetros tierra adentro en la orilla oriental del mar Caspio- a "vándalos" que "atacaron a la policía" y causaron muchos daños materiales, entre ellos el incendio de varios edificios oficiales, agrega.
"Por desgracia en el transcurso de estos actos, falleció gente, conciudadanos nuestros. Según datos preliminares, murieron diez personas y hay heridos graves, entre ellos agentes de policía", señala el presidente kazajo en el decreto.
La Fiscalía informó de que hoy se había encontrado otro cadáver, con lo que el número de muertos ascendió a once.
Nazarbáyev subraya que en estos momentos "la situación está bajo control de los órganos de seguridad". El decreto estará vigente veinte días, aunque se indica en el mismo que la normalidad podría ser restablecida si se recobra la calma en la ciudad kazaja.
El presidente kazajo destaca en el documento que "hoy día ocurren disturbios masivos en muchos países del mundo", fruto "de la recesión" y "de la "crisis financiera mundial". Añade que uno de los objetivos de su Administración ha sido siempre mantener la estabilidad, "gracias a la cual, hemos conseguido nuestros éxitos", agrega.
En el decreto, el presidente kazajo también hace mención a la creación por orden suya de una comisión encabezada por el ministro del Interior, Kalmujanbet Kasímov, encargada de restablecer la seguridad en la ciudad y de identificar y castigar a los culpables de los disturbios.
De momento, el Ministerio del Interior ha enviado a la ciudad afectada por la revuelta unidades especiales con vehículos blindados y han sido detenidas al menos 70 personas, según ese departamento de seguridad.
Horas antes de que Nursultán Nazarbáyev dictara su decreto, el Ministerio de Asuntos Exteriores kazajo había emitido un comunicado en el que acusaba a "oponentes de las autoridades" y "fugitivos de la justicia en el exilio" de los disturbios de Zhanaozen.
La nota de Exteriores negó los datos "transmitidos por rumores y por internet" de que "decenas de personas murieron o resultaron heridas a manos de la policía", y recordó que también la Fiscalía General había desmentido ya tales informaciones.
Según varios blogs en ruso que citaban a testigos de los sucesos, en la revuelta podrían haber muerto más de 70 personas y medio millar habrían resultado heridas; también señalaban que cientos de trabajadores se habían declarado en huelga en la industria petrolera kazaja del Caspio en protesta por lo ocurrido en Zhanaozen.
La petrolera Ozenmunaigaz encabeza las labores de extracción de petróleo en el oeste de Kazajistán, donde están las reservas de crudo kazajas de la cuenca del Caspio, uno de los mayores yacimientos de hidrocarburos del mundo.
El detonante de los actuales disturbios fue la huelga declarada a partir de mayo pasado por los trabajadores de Ozenmunaigaz para demandar mejoras laborales e incrementos en los salarios.
La indignación de los huelguistas fue en aumento después de que la dirección de la petrolera despidiera a un millar de trabajadores alegando una caída del 8,5 % en la producción prevista para 2011.
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