LIMA, Perú, dic 1, 2011.- Tras una semana de huelga indefinida, la población y autoridades regionales de Cajamarca hicieron retroceder al gobierno del presidente Ollanta Humala y lograron paralizar el proyecto minero CONGA, por un valor cercano a los cinco mil millones de dólares.
Dinero que ahora emigrará a otros continentes, donde las protestas sociales no colisionen con la minería, según anticipó ya el gerente de
Newmont, principal socio de Minera Yanacocha, la empresa que obtuvo la concesión para explotar el oro y el cobre de la región Cajamarca, ubicada al noreste del Perú, un territorio que desde el tiempo del imperio incaico siempre estuvo ligado a la explotación aurífera.
Es allí, donde el último Inca, Atahualpa ofreció a los españoles dos cuartos llenos de oro, como pago por su rescate. Finalmente el soberano inca cumplió con su palabra, pero los conquistadores extranjeros igual lo asesinaron.
Una historia trágica que ha acompañado desde entonces a la región Cajamarca.
Hace algunos años, la misma minera Yanacocha provocó un derrame de mercurio que acabó con la vida de 70 pobladores, muchos de ellos niños.
Desde entonces, los cajamarquinos no ven con buenos ojos a la minera transnacional.
Más aún, ahora, que pensaban secar tres hermosas lagunas, para extraer el oro de su lecho, lo que desencadenó las protestas masivas.
Ya en la campaña presidencial del año pasado, Ollanta Humala dirigiéndose a los pobladores de esa región prometió que el oro no sería más importante que el agua, porque" los niños y ustedes no comen oro", dijo.
Durante la huelga indefinida, los medios de comunicación de Cajamarca recordaron esos videos. Fue entonces que el presidente Humala ensayó una nueva tesis de oro y agua, de manera complementaria, pero sin comprometer el medio ambiente ni el ecosistema de la zona.
No obstante la gran desconfianza de los pobladores y una persistente campaña de organizaciones antimineras han terminado por hacer naufragar el proyecto.
Pero no es el único. Lo recuerda el periodista Fritz Du Bois, director del diario Perú 21, en su columna editorial. Señala que Majaz, o Río Blanco, en Piura, Tía María, en Arequipa son proyectos mineros que ahora están estancados a causa de innumerables y sangrientos incidentes, por lo que llevan años de retraso.
El gobierno ha reclamado diálogo a los protestantes, pero sectores radicales pretenden extender el área del conflicto a todo el norte del Perú, mientras que otros impulsan una marcha nacional.
Es, con toda seguridad, la mayor prueba de fuego del nuevo gobierno peruano, a poco más de cien días de gestión.
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