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BRASILIA, Brasil, oct. 26, 2011.- El ministro de Deporte, Orlando Silva, principal figura del gobierno brasileño en los preparativos para el Mundial del 2014, renunció el miércoles a su cargo en medio de denuncias de corrupción.
Silva, de 40 años, dijo a periodistas que presentó su dimisión a la presidenta Dilma Rousseff para evitar que el gobierno se viera afectado por la "crisis política" desatada por denuncias de que comandaba un esquema de desvío de fondos públicos destinados a proyectos deportivos en comunidades carentes.
El ahora ex ministro negó con vehemencia las acusaciones, pero las presiones políticas y la decisión de la justicia de abrir una investigación sobre las denuncias provocaron su caída.
Silva es el sexto ministro del gobierno de Rousseff que deja el cargo desde que asumió el poder el 1 de enero. Cinco de ellos salieron también por escándalos de corrupción. Su cargo será ocupado de forma temporal por el actual viceministro del sector, Waldemar de Souza.
"Yo decidí salir del gobierno para poder defender mi honor y defender el trabajo del Ministerio de Deporte", expresó Silva tras un encuentro de dos horas con Rousseff, acompañado del presidente del Partido Comunista de Brasil, Renato Rabelo, del cual Silva es militante.
Visiblemente tranquilo, el ministro saliente insistió en que las acusaciones en su contra, divulgadas el 15 de octubre por la revista Veja, son falsas y carecen de pruebas.
"Han pasado 12 días desde que sufrí ese ataque bajo (en referencia a la publicación de las denuncias), y en 12 días no se ha presentado ninguna prueba en mi contra", aseguró. "Yo tranquilicé a la presidenta, le dije que no hubo, no hay y no habrá ninguna prueba de esas calumnias".
Aún así, el Supremo Tribunal Federal (corte suprema) abrió el martes una investigación para determinar si existe un delito en las denuncias. La investigación fue solicitada por el Ministerio Público (fiscalía) al considerar que hay indicios de delito en los señalamientos.
Veja publicó declaraciones del agente policial Joao Dias Ferreira, quien acusó a Silva de encabezar un esquema de cobro de sobornos a cambio de contratos para desarrollar programas deportivos en comunidades carentes.
El propio acusador, Dias Ferreira, estuvo preso en 2010 cuando la policía lanzó una operación contra organizaciones que recibían fondos públicos sin desarrollar los programas para los cuales fueron contratados.
Dias Ferreira fue convocado por legisladores opositores para que el miércoles presentara su denuncia contra Silva en una comisión de la Cámara de Diputados, pero desistió de acudir.
Silva tuvo a su cargo la supervisión de los preparativos para la Copa Mundial de fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de Río de 2016, pero es poco probable que su salida afecte los preparativos para los dos acontecimientos deportivos, responsabilidades que están repartidas entre varios ministerios federales, además de gobiernos estatales y municipales.
"Si la salida (de Silva) tiene algún impacto en los preparativos para el Mundial va a ser positivo, porque proyecta la imagen de que el gobierno es serio en el combate de la corrupción", dijo el politólogo Ricardo Caldas, de la Universidad de Brasilia.
Consideró que la salida de varios miembros del gabinete de Rousseff le han dado una imagen positiva, con 70% de aprobación entre los brasileños, según encuestas encomendadas por el gobierno a las que Caldas tuvo acceso.
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