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GUATEMALA, Guatemala, sep 29, 2011.- Con la mirada triste, la voz entre cortada y los ojos llenos de lágrimas, doña Angelis de Sieckavizza inició su calvario el pasado 7 de julio, cuando su yerno le informó de la desaparición de su hija, Cristina, la mayor de las hermanas.
Doña Angelis describe a su hija Cristina, de 34 años de edad como una mujer valiente, entregada a sus hijos y a su familia, hogareña, con principios y valores muy bien cimentados, pero ingenua y de corazón blando, alegre y genuina, de quien solamente le quedan fotografías y recuerdos de uno de los seres que más ama en esta vida.
Noches en vela, madrugadas lluviosas y días interminables de búsqueda han sido algunos de los escenarios que esta familia guatemalteca ha tenido que sufrir, luego de darse cuenta que los tentáculos de violencia, que tiene de rodillas a más de catorce millones de guatemaltecos, tocaba a su puerta.
Su yerno, José Barreda, hijo de una ex presidenta de la Corte Suprema de Justicia de Guatemala, Beatriz Ofelia De León de Barreda, es el principal sospechoso de la desaparición de la joven madre, que hoy es buscada por su familia junto con sus hijos, raptados por su progenitor desde hace más de tres semanas, a quien las autoridades buscan incluso por medio de la Interpol, para ser procesado por femicidio.
Guatemala es uno de los países de América Latina con índices de femicidios más altos. En los primeros ocho meses del año se han contabilizado trescientos treinta y tres asesinatos contra mujeres guatemaltecas, entre los catorce y treinta y cinco años de edad, la mayoría víctimas de violencia intrafamiliar por parte de sus cónyuges.
El caso de Cristina Sieckavizza, que ha recorrido ya todos los medios de comunicación tanto nacional como internacional, es solamente uno de los más de noventa y ocho casos de femicidios que quedan impunes en Guatemala. El sistema de justicia guatemalteco no garantiza un proceso transparente ni rápido a las familias de las víctimas, que muchas de ellas son de escasos recursos y que terminan desestimando las denuncias por temor a sufrir una nueva pérdida.
El Ministerio Público ha ordenado la captura de cuatro personas, incluyendo a la empleada doméstica de los Barreda Sieckavizza, quien hoy es testigo protegida al colaborar con las autoridades en brindarles información del asesinato de su patrona y a quien ella dice haber visto por última vez el 6 de julio, a pesar de ser ella quien siempre llevaba a sus hijos a la parada del bus escolar.
Según las leyes guatemaltecas ningún pariente está obligado a declarar contra un familiar, pero esto no justifica el encubrimiento de un hecho ilícito ni el manoseo del proceso investigativo. Es por ello, que la directora de la Fundación Sobrevivientes, Norma Cruz, galardonada por la Secretaria de Estado de los Estados Unidos, Hillary Clinton, como una de las mujeres más importantes en el combate a los abusos de las mujeres guatemaltecas, se ha unido como querellante adhesivo para garantizarle a la familia Sieckavizza un proceso transparente y justo.
Cruz, indica que todo apuntaba a un femicidio desde el principio, pero que la poca experiencia de los padres de Sieckavizza permitió que el agresor pudiera manipular y tratar de ocultar la escena del crimen, limpiando la casa en donde residía junto a Cristina y sus dos hijos, José Roberto Barreda Sieckavizza de siete años de edad y María Ester Barreda Sieckavizza de tres, posibles testigos de la agresión y asesinato de su progenitora.
Por ahora, la familia Sieckavizza solamente pide que le devuelvan a su hija y a sus nietos, y que las autoridades guatemaltecas continúen con la investigación para dar con el responsable de los abusos a los que fue sometida su hija, quien jamás dio ningún indicio de ser víctima del control y los celos de Barreda, quien incluso le prohibía la comunicación de su esposa con sus progenitores.
Para Juan Luis Sieckavizza, padre de Cristina, es sumamente difícil creer que quien prometió cuidarla y respetarla hasta que las muerte los separara sea el principal sospechoso, ya que le confío una parte de su vida a un hombre quien hoy se esconde y se ha llevado con él no solamente al único recuerdo que les queda de su hija, sus nietos, sino guarda consigo el paradero de su hija, Cristina.
El Congreso de la República, ha aprobado con ciento doce votos a favor y diez en contra aprobar un punto resolutivo que insta a las instituciones del Estado, incluyendo al Ministerio Público y al Ministerio de Gobernación, actuar con celeridad frente a los casos de femicidios que han enlutado a muchas familias guatemaltecas que viven en el anonimato por temor a represalias.
Con este punto resolutivo, la familia de Sieckavizza espera el esclarecimiento del asesinato de su hija, y han encontrado la fortaleza para ser la voz de muchas mujeres que callan y viven en una cultura de machismo y silencio, de la cual todos los guatemaltecos han sido testigos "ciegos" de los hechos atroces a los que han sido sometidos mujeres que han pagado con su vida la decisión más importante de sus vidas, el silencio.
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