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LIMA, Perú, ago. 19, 2011.- Cuando Ollanta Huma asumió la presidencia de Perú afirmó que combatiría los cultivos ilícitos de la hoja de coca y reduciría sus cultivos, a menos de un mes dio marcha atrás y en lugar de vigorizar la erradicación de los cocales, ordenó su suspensión indefinida.
Perú es actualmente el primer productor mundial de la hoja de coca y el segundo en la producción del clorhidrato de cocaína.
Según Ricardo Soberón, flamante jefe de DEVIDA, una institución creada para luchar contra el uso de las drogas, el país se encuentra en un periodo de cambio de gobierno y era importante tener una pausa en la erradicación de los cultivos que no debilita, dijo, en lo más mínimo la política del estado.
Acto seguido, recordó que otros países como Colombia y Afganistán suspendieron también la erradicación de los cultivos. Eso, señaló, no es un retroceso, después de 10 años de fracasos se ha parado para hacer una evaluación.
Lo propio dijo, con otros matices, el primer ministro Salomón Lerner, pero la mecha de la polémica se extendió rápidamente.
Jaime Antezana, uno de los más reconocidos expertos en la lucha antidrogas, criticó el doble discurso presidencial , fustigó la decisión de suspender la erradicación de cultivos de la hoja de coca y citó que en su campaña presidencial Ollanta Humala le prometió a los cocaleros suspender la erradicación y que los empadronaría .
Lamentó, por ello, que el jefe de estado prefiera por ahora mantener su alianza con los cocaleros en desmedro del país.
Por su parte, Fernando Rospigliosi, ex ministro del Interior, dijo que durante el gobierno de Alan García no hubo suficiente energía para luchar contra los frentes cocaleros, pero aún así se erradicaban entre 10 mil a 15 mil hectáreas de cultivos ilícitos.
Y hasta el gobierno de los Estados Unidos que apoya con 70 millones de dólares la lucha antidrogas en Perú, expresó a través de su embajadora Rose Links que hubiera sido más agradable ser informada antes por lo que, señaló, esperaban las explicaciones correspondientes.
La erradicación de los cultivos de coca se inició en el Perú en la década de los ochenta y solo se paralizó momentáneamente por acciones armadas de Sendero Luminoso o protestas violentas de los cocaleros. Nunca antes, el gobierno tomó la decisión de parar lo que para muchos expertos es el único componente que funciona en la lucha contra el narcotráfico.
Incluso el general Whitman Ríos, jefe policial del frente Huallaga, territorio de la selva peruana donde se concentran los cultivos de la hoja de coca, dijo que éste no era el momento para detener la erradicación.
Y añadió:" El hecho que hayamos encontrado más de 90 laboratorios clandestinos de droga entre los cocales erradicados, nos dice que esa coca va a las pozas de maceración, por lo que la suspensión contribuye a la alianza narcotráfico-terrorismo".
El gobierno ha dicho que este año solo se han erradicado 4 mil hectáreas y que aún faltan 6 mil para completar lo programado para este año, por lo que la pausa, en expresión del primer ministro Salomón Lerner, busca únicamente afinar los instrumentos necesarios para el éxito de las intervenciones.
En todo caso, la polémica por la sorpresiva decisión de hacer un alto en la lucha contra el narcotráfico, ocupa el centro de atención de la sociedad y clase política peruana.
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