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MADRID, España, ago. 12, 2011.- Durante dos días, mejor dicho, dos noches consecutivas la localidad de Lloret de Mar, en Girona, Cataluña, vive duros enfrentamientos entre grupos de jóvenes turistas y la policía local.
Esta vez la mecha se encendió en una discoteca de la localidad que tuvo problemas con el sistema eléctrico.
A las dos de la madrugada se interrumpió la actuación que estaba prevista y dejó sin aire acondicionado a miles de turistas que se concentraban en su interior.
El calor y el alcohol comenzaron a hacer mella y cuando salieron a la calle, donde estaba la policía para ayudar en la evacuación, comenzaron a lanzarles botellas.
Los enfrentamientos acabaron en una batalla campal durante cuatro horas. Hasta el amanecer perduró la pelea entre estos jóvenes turistas, que se saldó con 20 personas detenidas, todas extranjeras, y 22 personas atendidas de heridas leves. Además de multitud de destrozos en mobiliario urbano.
Son los problemas que afronta todos los veranos, quizás este con mayor virulencia, esta localidad de la costa noreste española, en lo que se conoce ya como turismo borrachera.
Son las consecuencias del turismo masivo de bajo coste que acude a Lloret de Mar y al que ahora el consistorio de la ciudad intenta plantar cara.
Las declaraciones del Alcalde son muy significativas: ?Estamos indignados. Ya basta. Las cosas tienen que cambiar?.
Está decidido a plantar cara a este turismo que viene alentado por las fiestas que organizan las discotecas, desde donde parten todo tipo de ofertas para captar clientes.
El regente de la ciudad no quiere acabar con el ocio nocturno pero sí poner límites a los empresarios de los locales que se mueven en los márgenes de las ordenanzas municipales.
Controlar la venta de alcohol a menores, prohibir la prostitución en la calle, y obligar a las discotecas a cerrar antes son algunas de las medidas que llevarán a cabo las autoridades locales.
Aunque el problema se debe más bien a que los locales de ocio se concentran en una avenida concreta.
A la hora del cierre de estos locales, se pueden llegar a concentrar en la calle hasta 6 mil personas, quien más quien menos, con alguna copa de más. Por ello, cualquier pequeño incidente acaba en una gran disputa callejera.
Los vecinos de la localidad no soportan este tipo de turismo, mientras los empresarios de estos locales de ocio nocturno ya han amenazado con una huelga.
Aseguran que el problema está en los operadores de tours que venden Lloret de Mar como una ciudad donde todo está permitido y como un lugar idílico para el turismo borrachera.
Lo que no está tan claro son los beneficios económicos que reporta este turismo, ya que el gasto en dispositivos policiales así como limpieza y reconstrucción de la ciudad, debido a los actos vandálicos, es bastante elevado.
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